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La Opinión

Los antimigrantes se sueltan el pelo en Texas

Las medidas antimigrantes que está implementando el gobernador de Texas, Greg Abbott, con la instalación de más boyas

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Mundo fracturado

Las medidas antimigrantes que está implementando el gobernador de Texas, Greg Abbott, con la instalación de más boyas y otorgando al gobierno federal un pedazo de tierra para crear o desarrollar un centro de combate contra los migrantes ilegales, son solo el preámbulo de lo que se avecina con la llegada de Donald Trump, quien asumirá el poder el próximo 20 de enero de 2025. 

 El equipo del presidente electo está desarrollando a marchas forzadas una estrategia agresiva hacia Latinoamérica que será un elemento crucial para los planes de deportación de migrantes a gran escala, según dos fuentes implicadas en las discusiones sobre la política de transición, reportó CNN.

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Durante su primer mandato, Trump adoptó un enfoque de línea dura –y en ocasiones, disperso– hacia la región, que fue en gran medida la fuente de migración hacia Estados Unidos, incluyendo la imposición de consecuencias, como sanciones, y amenazando e imponiendo aranceles. 

Aunque, no hay que olvidar que muchas de sus propuestas antimigrantes eran inaplicables, porque una deportación masiva de migrantes irregulares hubiera tirado la economía estadounidense y cabe recordar que los migrantes se convirtieron en trabajadores de primera línea durante la pandemia de COVID-19, que él, éntrate mandatario no supo contener.

Según él se trataba de un gripita, que dejó 1.2 millones de estadounidenses muertos, miles de retrasos en la entrega de chips inmovilizados en las aduanas marítimas, eso si al final de su primer mandato, por si las dudas, se pasó a vacunar contra el COVID-19, aunque no creía en la pandemia, pero sí utilizó la emergencia sanitaria para cerrar las fronteras respaldado en el Artículo 42.   

En su segundo mandato, la región continuará desempeñando un papel central en los planes para frenar el flujo de migración y devolver a las personas que no tienen documentos en Estados Unidos. La deportación a menudo depende de la diplomacia –y ha sido un gran desafío para EU al tratar con países donde hay relaciones frías.

Fuentes involucradas y cercanas a la transición dijeron que están mejor preparadas mientras buscan formas de involucrarse de manera contundente y aprovechar a los aliados, al tiempo que plantean la posibilidad de consecuencias severas para los países que no cumplan, incluido México. En conjunto, es un regreso a un enfoque de línea dura destinado a lograr que los países que reciben deportados cumplan y a intentar frenar la migración.

“Cada herramienta está en nuestro arsenal. Hay un flujo constante de creatividad”, dijo una de las fuentes.

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La estrategia implica depender en gran medida de México, como tradicionalmente ha hecho EU y en particular Trump, para controlar la migración hacia su frontera norte, retomando acuerdos que prohibían a los migrantes solicitar asilo en EU si pasaban por ciertos países, y trabajando estrechamente con Panamá para detener el flujo de migrantes a través del Tapón del Darién.

Es un plan que requiere el apoyo de los socios regionales. Pero fuentes cercanas y participantes en las discusiones afirman que se han identificado los incentivos y los puntos de presión para que los países cooperen. Eso si, tampoco hay programas de desarrollo social y económico para contener los flujos migratorios. O será que en el discurso se dice una cosa y en el interés económico se hace otra?

“Todo está sobre la mesa”, dijo la fuente, refiriéndose a garantizar que los países devuelvan a sus nacionales. “Una vez que el Presidente restablezca la credibilidad y las consecuencias, no es algo que se tome a la ligera”. Y no puede, porque ese discurso de campaña es el que lo hizo ganar, sobre todo, entre los latinos.

En los últimos años, el hemisferio occidental ha enfrentado una migración récord impulsada por el deterioro de las condiciones, que no hizo, sino empeorar durante la pandemia de coronavirus. El resultado fue un aumento de la inmigración en la frontera entre EU y México que puso a prueba los ya desbordados recursos federales.

Los cambios demográficos que llegan a la frontera también han complicado las deportaciones. Por ejemplo, las malas condiciones económicas, la escasez de alimentos y el acceso limitado a la atención sanitaria han empujado a más de 7.7 millones de personas a huir de Venezuela, lo que supone el mayor desplazamiento del hemisferio occidental, y muchos optaron por ir hacia el norte.

Venezuela aceptó brevemente vuelos de deportación, pero luego se detuvo.

El equipo de Trump está preparado para traer de vuelta las sanciones, que el Gobierno de Biden suavizó para tratar de estabilizar el país, si Venezuela no cumple, dijeron las fuentes, aunque no está claro si eso movería la aguja.

Eso sin considerar la grave crisis de inseguridad por la que atraviesa Haití, Nicaragua, Ecuador, Honduras e inclusive Colombia, que provoca éxodos masivos que buscan cruzar por suelo mexicano con la intención de entrar a la Unión Americana, pero ahora como dijo en su momento Adolfo Aguilar Zínser: Estados Unidos nos utiliza y va a reforzar su postura de ver a México como el patio trasero.

Según los nuevos planes de Trump, ampliará los acuerdos de ‘reparto de la carga’ con Honduras, Guatemala y El Salvador que cortan las vías de entrada a Estados Unidos a los solicitantes de asilo. El objetivo es ampliar el alcance de los mismos a tantos países, continentes y regiones como sea posible. Ya veremos hasta dónde llegan las medidas extremas de un mandatario que tiene aires de emperador, ya ve que hizo saber a su partido que si ellos hacen algo podrían abrir la puerta a una nueva reelección. La verdad es preocuparse ya con un Vladimir Putin tenemos. O usted, ¿qué cree?

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