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La Opinión

Nicolás Maduro toma un nuevo impulso de la mano de Luiz Inácio Lula 

Ahora regresó su compadre político, Lula, y las cosas pintan mucho mejor para Maduro

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Desde que comenzó la invasión de Rusia a Ucrania las cosas para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, han ido mejorando de manera sustancial. Luego asumió su homólogo colombiano, Gustavo Petro, y le dio un nuevo impulso, ahora es el turno de su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien va a retomar las relaciones bilaterales, para terminar de consolidar su regreso al primer plano. 

Prácticamente, quedó en el olvido la ola de arbitrariedades electorales de Maduro para mantenerse en el poder, su mala administración que provocó un descomunal déficit económico y su apertura al trasiego de drogas por la frontera venezolana, un cóctel que, en 2018, aceleró el éxodo sigiloso que ya vivía Venezuela, y en tan sólo cinco años 7.1 millones de personas salieron de ese país para buscar mejores oportunidades de vida. 

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Los primeros días de la invasión rusa, el gobierno chavista de Maduro comenzó a experimentar un descongelamiento, al convertirse en una opción viable para abastecer la creciente falta de energéticos que proporcionaba Rusia, que a su vez fue castigada por Occidente, debido a sus aspiraciones expansionistas del presidente Vladimir Putin.  

Estados Unidos relajó sus sanciones económicas a Caracas y lo consideró como un país emergente para abastecer el desabasto de petróleo. Al unísono, la figura del principal opositor del gobierno chavista, Juan Guaidó se fue apagando de forma precipitada, atrás quedó el apoyo de unos 60 países a su decisión de autonombrarse presidente interino.  

Hoy Guaidó está basado en Miami, Florida, buscando por todos lados apoyos para presionar a Maduro y que realice unas elecciones con garantías, pero por el momento su campaña de respaldo mundial no ha podido levantar. Por su lado, Maduro sigue como la espuma, hacia arriba, y con altas expectativas de permanecer en el mando del palacio Miraflores, al menos los próximos cinco años.    

Cuando el expresidente de Brasil, el populista Jair Bolsonaro, asumió el poder decidió congelar las relaciones con Venezuela e inclusive lo atacaba verbalmente, y su postura no era de a gratis, el éxodo provocado por Maduro ha desencadenado una serie de problemáticas migratorias en casi toda Sudamérica, pero el mandatario venezolano prefirió mantenerse a la expectativa.   

Ahora regresó su compadre político, Lula, y las cosas pintan mucho mejor para Maduro, ambos presidentes pidieron que la cumbre que se celebra hoy en Brasil y los reunirá con sus colegas sudamericanos no saque a relucir las diferencias ideológicas entre los distintos gobiernos, sino que ayude a encontrar intereses comunes que refuercen la integración regional. 

Los mandatarios sudamericanos se juntarán en Brasilia convocados por el presidente Lula para reforzar su devaluada integración y revalorizar el rol de la región en el tablero internacional, todo un desafío en momentos en que varios países afrontan conflictos políticos, crisis económicas y tensos vínculos bilaterales. 

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“Esta reunión es importante porque Sudamérica se tiene que convencer de que debe trabajar como si fuera un bloque; no podemos pensar que cada país por sí solo logre solucionar sus propios problemas”, dijo Lula al término de un encuentro bilateral con Maduro. 

La reunión, en la que ambos presidentes sellaron el restablecimiento de las relaciones luego de la llegada al poder de Lula en enero, dejando atrás los conflictos ocurridos durante la anterior administración de Bolsonaro (2019-2023), fue la antesala de la cita regional convocada para promover un “diálogo franco” entre todos los gobiernos sudamericanos. 

La cumbre de Brasilia es una iniciativa del mandatario izquierdista quien, tras su retorno al poder por tercera vez, apunta a reinstalarle como líder entre sus pares a partir de la reciente reincorporación de Brasil a mecanismos regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). 

Asistirán los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Uruguay, Surinam y Venezuela. Por parte de Perú acudirá Alberto Otárola, presidente del Consejo de Ministros. 

Lula, quien intenta diseñar una nueva geopolítica sudamericana, dijo que lleva años viendo “retrocesos en el mundo” en materia sanitaria, ambiental y económica. 

“Hay que discutir si queremos seguir discutiendo lo que somos o si queremos crear un bloque para negociar con más fuerzas y posibilidades de crecer”, sostuvo el dirigente izquierdista, quien puntualizó que la reunión es un intento de avanzar en una agenda política y económica que será definida en citas posteriores. 

El venezolano señaló que los presidentes sudamericanos deberían diseñar una agenda sobre políticas sanitarias, de protección al medioambiente, seguridad alimentaria e independencia financiera. 

Asimismo, Maduro adelantó que Venezuela insistirá en el encuentro en que los mandatarios soliciten el levantamiento de todas las sanciones y medidas coercitivas de Estados Unidos contra su país. 

Lula convocó a la cumbre un mes después de anunciar en abril la reincorporación de Brasil a la Unasur, el foro que ayudó a crear en 2008 junto a otros colegas izquierdistas y del que, una década después, Bolsonaro se alejó por considerarlo inútil y abocado a arropar al populismo en Venezuela. 

Colombia, Chile, Paraguay, Argentina, Ecuador y Uruguay fueron otros países que suspendieron entre 2018 y 2020 su participación en el bloque argumentando que estaba basado en lineamientos político-ideológicos y carecía de una secretaría operativa. 

La convocatoria del Presidente brasileño se produce cuando fuerzas de izquierda y centroizquierda gobiernan en varios países y la derecha asoma en otros como una alternativa política, lo que podría dificultar el intento de mejorar la cooperación.  

Como ya hemos señalado en este espacio, Maduro ya alcanzó la madurez de sus maestros, los hermanos Castro de Cuba, ellos son el ejemplo a seguir de esa izquierda rancia dictatorial, que en cuanto se instala en el poder sus acciones e intereses cambian y se basan en mantenerse ahí a perpetuidad. O usted ¿qué cree? 

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