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Las peleas de gallos clandestinas continúan en Chiapas, pese a su prohibición

En las ferias de comunidades rurales esta práctica sigue vigente como negocio

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TUXTLA GUTIÉRREZ, Chiapas. Aunque las leyes de protección animal en el estado prohíben desde hace años las peleas de gallos, en algunos municipios y comunidades rurales la práctica ilegal persiste en palenques clandestinos.

Todavía hay quienes ven estas peleas como una actividad tradicional que forma parte de la identidad cultural, lo que también implica generación de violencia no solo contra los animales, sino entre las personas que acuden a estos eventos, derivado del consumo de alcohol.

Es de acuerdo a la Ley de Protección a la Fauna en el estado de Chiapas, que en el artículo 13 establece y prohíbe azuzar animales o provocar que se acometan entre ellos, o hacer de las peleas así provocadas un espectáculo público o privado. Las corridas de toros, la charrería y las peleas de gallos, habrán de sujetarse a los reglamentos y disposiciones aplicables.

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Sin embargo, para nadie es un secreto que en ferias de comunidades rurales esta práctica sigue vigente como negocio, a pesar de los argumentos de ambientalistas que consideran debería únicamente ser sana diversión como ocurre en antiguos palenques de gallos que hoy se han convertido en palenques, en los que sustituyeron las peleas por la presentación de artistas con shows musicales.

Las leyes establecen la prohibición de las peleas de gallos, ya que son duelos entre dos aves equipadas con armas punzocortantes (navajas), con las que se atacan mutuamente, resultando con daños fiscos que terminan en su gran mayoría con la muerte de uno de los animales.

En Chiapas, ambientalistas y protectores de animales se han manifestado contra este tipo de eventos que son dolorosos y sangrientos, al considerarlos una forma de maltrato animal, por lo que exigen su prohibición.

Además, las leyes son específicas, porque establece la prohibición de amarrar, enjaular o encadenar a un animal de compañía, dejarlos encerrados por mucho tiempo sin alimentación, pero estas leyes en la materia son ambiguas y son pocos los castigos que se han aplicado porque es difícil verificar las denuncias, principalmente de ciudadanos que buscan no tener enfrentamientos con los responsables y además del vacío legal que existe.

Lilia Eugenia Chong Quero, defensora de animales en Tapachula, afirmó que la crueldad de este tipo de eventos ha generado un marcado rechazo de parte de un gran sector de la sociedad, porque no puede lastimarse y ver el sufrimiento de animales con fines de diversión y entretenimiento.

Reconoció que este tema es controversial, porque muchos profesionales y personas que se especializan en el cuidado y alimentación de los gallos se ven afectados en sus ingresos económicos.

“Ante el argumento de que las peleas de gallos son consideradas una expresión cultural, se debe tomar en cuenta que las leyes mexicanas consideran que esto no afecta la cultura, y al contrario protege a las especies de un sufrimiento en ocasiones a corto y en otros muy prolongados casos, por lo que en la actualidad se busca el bienestar y protección de los animales“, abundó.

Indicó que a pesar de las prohibiciones, de manera clandestina se siguen realizando estas prácticas en colonias y lugares establecidos donde domingo a domingo, se llevan a cabo en lugares (redondeles) no tan improvisados y con presencia de muchas personas.

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Anteriormente, las peleas de gallos eran reguladas por la Secretaría de Gobernación, el estado y municipio, sin embargo, ante la prohibición, los criadores de aves de combate consideran que hubo afectación a su trabajo, pero sobre todo, a las tradiciones de muchos mexicanos y lo que esto generaba a su alrededor

Carlos “N”, dedicado a la crianza de gallos, puntualizó que esta actividad es muy amplia, por lo que se debería de reconsiderar la prohibición, ya que afecta el ingreso de cientos de familias dedicadas este rubro.

Dijo que el planteamiento de maltrato hacia las aves en las peleas no está bien fundamentado y es ambiguo, ya que a diario se sacrifican cientos o miles de animales para el consumo humano y ahí nadie alza la voz.

Políticos, policías y acaudalados empresarios agrícolas, son los más aficionados a las peleas de gallos, por ello es común escuchar que en determinados ranchos de Tapachula, Tuxtla Chico, Frontera Hidalgo, Mazatán, Huixtla y Villa Comaltitlán la práctica ilegal de peleas de gallos sigue en auge, esto implica protección política y policiaca para que pueda realizarse.

Uno de los factores comunes en este tipo de eventos clandestinos porque ya no hay permisos es la omisión de autoridades, a pesar de que jueces rurales y comisariados ejidales, han alzado la voz ante la generación de violencia, en la actualidad quizás con menor incidencia, pero siguen ocurriendo y ocultándose.

El alcohol, las apuestas de grandes cantidades de dinero y las rencillas entre grupos contrarios generan no solo discusiones, sino enfrentamientos a balazos en los palenques clandestinos de la Costa-Soconusco.

Desafortunadamente, todo pareciera indicar que existe el proteccionismo incluso de corporaciones policiacas, ya que a pesar que han tenido conocimiento de los puntos donde se realizan las peleas y apuestas son omisos.

Hay municipios en la zona Costa en donde han registrado muertes y personas lesionadas como Mapastepec y Villa Comaltitlan, en donde la misma Fiscalía General del Estado, mantienen carpetas de investigación por los homicidios que se han registrado en palenques de gallos que simplemente nadie investiga, mientras se abren redondeles a la intemperie en ranchos, sin el mínimo temor a que sean clausurados éstos eventos.

Fuentes oficiales dentro de los ayuntamientos revelan, que los supuestos permisos los han venido otorgando los mismos jueces rurales y comisariados ejidales, bajo los argumentos de que las ganancias que se generen en eventos son a beneficio de la comunidad, pero en realidad no hay aportaciones para los pobladores y el único beneficiario son los mismos organizadores.

Abundaron que tampoco existe un control en el acceso de los galleros a los palenques, a ellos nadie los revisa y por lo que se han desarrollado discusiones en donde salen a relucir armas de fuego.

En Villa Comaltitlán, en el año 2020 hubo dos hechos violentos en peleas clandestinas en donde con palos y machetes se enfrentaron entre galleros en la primera ocasión; y ese mismo año fue asesinada por una bala una mujer cuando trataba de defender a su esposo que tuvo problemas porque los resultados no le favorecieron, situaciones que se han replicado en Mapastepec.

Asimismo, en los municipios de Huixtla y Tuzantán, si bien han ocurrido riñas éstos han sido con menor violencia, aunque persiste un mayor número de sitios clandestinos, mientras ninguna autoridad interviene en dichos palenques o redondeles.

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Humberto “N”, una persona que gustaba de este tipo de diversión, dio a conocer que por más de 10 años participó en apuestas informales y llegó a tener 50 gallos entre giros y rojos de los cuales vendía algunos y otros los jugaba en redondeles de Tuzantan, Villa Comaltitlán y Huixtla.

Cita que afortunadamente se percató que en realidad esta práctica era más una pasión porque en verdad no hay suficientes ganancias, y sí es mucho el riesgo en estos eventos irregulares, invirtiendo mucho más en la crianza de los animales que lo que se pueda apostar o ganar y cuando se pierde las cosas son peor.

Asimismo, el exgallero confirma que efectivamente en estas actividades se propicia la venta de bebidas embriagantes sin medida e incluso se da la comercialización de estupefacientes, siendo estos dos factores los que generalmente originan la violencia, sin que exista autoridad que tome el control, por lo que decidió cambiar a una actividad más tradicional y vendió todos sus animales, pues al final sus gastos eran mayores a lo que percibía.

Diario del Sur

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