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“Diseño slow”: La nueva tendencia en Milán de producir sin prisas

El movimiento a favor del “diseño slow”, es decir de vivir despacio, fue lanzado a principios de la década del 2000.

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"Diseño slow": La nueva tendencia en Milán de producir sin prisas

El diseño ideado para vivir en la calma y la tranquilidad, también conocido como “slow design”, reinó en la Semana del Mueble de Milán.

En las antípodas de la fabricación industrial, el imperturbable Atsuya Nakamura cosió a mano, con gestos serenos y precisos, la funda de cuero que cubre el soporte de una mesa auxiliar, ignorando el frenesí de los visitantes de la feria.

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Nakamura es uno de los veinte artesanos que trabajan en la fábrica de la firma Ritzwell, situada al borde del mar, cerca de Fukuoka, en el suroeste de Japón.

Dice que están en ósmosis con la naturaleza, para que ese sentimiento quede en los productos que realizan.

“No se trata de una producción en masa, el acabado de todos nuestros muebles es artesanal, el diseño y la comodidad son muy importantes”, explica Wataru Yano, director de marketing de Ritzwell.

Entre los materiales favoritos de la prestigiosa firma, que promete a sus clientes calma y relajación, se encuentran la madera maciza de nogal y roble, combinada con cuero grueso y acero.

“Bajar el voltaje”

La naturaleza y la sostenibilidad son también el lema del grupo finlandés Nikari, productor de muebles de diseño en madera.

Su taller está ubicado en los terrenos de la fábrica más antigua del país, fundada en 1837 en el pueblo de Fiskars al oeste de Helsinki, y está alimentada al 100 por ciento con energía hidráulica gracias a un río cercano.

“Queremos bajar la presión arterial de nuestros clientes y crear un hogar confortable donde reine la armonía y la calma”, explicó con una gran sonrisa la directora general, Johanna Vuorio.

Los productos de Nikari “vienen de los bosques finlandeses. Allí los árboles crecen muy lentamente, algunos tienen más de mil años. Nuestras mesas y sillas pueden durar más de un siglo”, subraya.

Una de las últimas creaciones, una mesa de centro “centenaria”, realizada artesanalmente en fresno o en roble macizo, resalta a la entrada del stand, mostrando sus grietas sin esconderlas, confirmando su autenticidad.

“No buscamos ganar dinero fácil con soluciones baratas, por eso producimos a nuestro ritmo y sin prisas“, explicó Vuorio.

El movimiento a favor del “diseño slow”, es decir de vivir despacio, fue lanzado a principios de la década del 2000 por el académico inglés Alastair Fuad-Luke, quien aboga por el uso de materiales naturales o reciclados y hace campaña contra el consumo excesivo de muebles y objetos, tal como ocurre con el slow food para la comida y la moda slow para la ropa.

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“Hermoso y duradero”

El concepto ha sido aplicado al pie de la letra por el diseñador independiente Francesco Meda, quien colabora con varias marcas, entre ellas Alias y Acerbis, con sede en el norte de Italia.

“En lugar de presentar como en la moda cada año 20 o 30 nuevas colecciones y lanzar tantos objetos en el mercado mundial, es mejor fabricar menos, pero hermosos y duraderos”, dice orgulloso.

Francesco Meda reinventa “objetos icónicos creados por grandes maestros que han marcado la historia del diseño” y les da “un toque contemporáneo”.

Según él, una silla de calidad puede durar 150 años.

La icónica silla de madera de fresno, firmada en 1996 por el diseñador suizo Riccardo Blumer, La Leggera, fue renovada para Alias con nuevos acabados y tapicería de cuero.

Otra regla es que todo el proceso de producción “sea sano”.

“Todo se fabrica en Italia, a menos de 150 kilómetros de las empresas“, explicó Meda.

La producción local en los Andes colombianos junto con la herencia única de saber entrelazar fibras naturales, son el lema de Verdi, una empresa familiar bogotana, que exhibió alfombras, revestimientos de paredes y cortinas en la feria de Milán.

“Todo está hecho a mano. Creamos textiles contemporáneos respetando las técnicas ancestrales. En el 95 por ciento de nuestros productos utilizamos fibras naturales”, explicó Tomás Vera, director general de Verdi.

Fibras como el fique, originario de los Andes, plátano, seda de morera o lana de alpaca, se combinan con hilos de cobre y acero inoxidable.

Son justamente los secretos de esa fabricación los que suscitan el mayor interés de los clientes.

“Los consumidores tienen ahora más conciencia y constantemente preguntan si nuestro trabajo es sostenible y lo verifican“, apunta Vera.

Brigitte Hagemann | El Sol de México

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