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El Extranjero

La vida y los sueños de los migrantes caben en una mochila

Tres de cada 10 migrantes que atraviesan por México son despojados de sus pertenencias en su mochila, de acuerdo con cifras de la OIM.

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La vida y los sueños de los migrantes caben en una mochila

Ropa, medicamentoscelulares, gorras, cargadores, ungüentos para dolores musculares, fotos familiares, santos, amuletoscondonesgalletas y agua son algunas de las cosas que llevan consigo los miles de migrantes que llegan a México, unos para solicitar refugio y muchos más de paso hacia Estados Unidos.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha documentado que nueve de cada diez migrantes salen de su país con sólo una mochila. El Sol de México conversó con algunos de ellos sobre lo que traen en su trayecto y lo que tuvieron que dejar en su país.

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Entre menos, mejor: Lovalie

Apenas una muda de ropa extra, un segundo par de tenis, una pequeña cortina que utiliza como cobija, dos celulares, unos audífonos, dos gorras para cubrirse del sol y la chamarra que su madre le regaló en el último cumpleaños que pasaron juntos.

Así como un cepillo de dientes y un desodorante, es lo que Lovalie, un joven migrante de 24 años, pudo traer desde Haití cuando dejó su trabajo como camarero, en el que no ganaba más de 200 pesos a la semana, para emprender el viaje con el sueño de encontrar un futuro más prometedor en México.

Sentado frente al edificio que alberga las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados(Comar), en la colonia Juárez, en la Ciudad de México, afirma que “entre menos se traiga, mejor” para evitar ser asaltado, “ya que si te ven con mochilas grandes creen que traes muchas cosas de valor y te las quitan”.

Además, dice, el peso es menor y se puede caminar por más tiempo. “En las noches tomas tu mochila como almohada y duermes sin preocupación de estar cuidando tus cosas; si traes mochila grande tienes que dormir abrazándola y no descansas por cuidarla”, agrega. 

Lovalie forma parte de los 81 mil 726 migrantes haitianos que entre el año 2021 y marzo pasado, de acuerdo con cifras de la Comar, han solicitado refugio al Estado mexicano.

“Dejé muchas cosas en Haití, mi ropa, más zapatos, libros, mis Cd´s de música, a mi familia, ellos no cupieron en mi mochila, pero los cargo en mi corazón”, afirma.

Los escapularios de Norma

Norma no viaja sola, la acompaña su hija de tres años a quien espera darle lo mejor cuando lleguen a Estados Unidos. Por ahora pernoctan en el albergue Hospitalidad y Solidaridad A.C., en Chiapas, donde llegaron hace dos meses procedentes de Honduras. Norma cuenta que no dudó en traer consigo un par de escapularios que su madre le compró antes de emprender el viaje para que Dios las cuide.

“Antes de venirme con mi niña, mi mamá nos compró dos escapularios que ya vienen bendecidos, uno para cada una, para que Dios nos cuide en el camino. Es lo más preciado que traemos, el de mi niña lo traigo en la mochila, junto al pingüino con el que siempre ha dormido”, afirma.

Además de su mochila, la mujer carga con la de su hija, donde guarda algunos juguetesropaleche en polvo, dos mamilas, galletas, un pequeño tarro de crema, un sombrero y medicamentos pediátricos para la diarrea, la fiebre y hasta para la insolación.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), en lo que va del año suman más de 30 mil los menores migrantes que han sido detenidos en el país y presentados ante una autoridad migratoria. De estos, un total de 2 mil 429 viajaban solos al momento de su detención, mientras 32 mil 60 se desplazaban acompañados por algún familiar, en su mayoría por la madre, como Norma.

“Quieres traerte todo, pero no se puede, yo incluso he tenido que ir dejando alguna ropa en el camino, porque aunque la gente te va ayudando, cargar a mi niña y dos maletas es muy pesado, algunas veces hay que correr o subirse a algún camión y entre menos cargues es mejor”, asegura.

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Roban maleta a Joseph

Con apenas 17 añosJoseph viaja solo desde El Salvador con el objetivo de alcanzar a su familia que, tras casi dos meses de viaje, ya se encuentra en Estados Unidos.

En entrevista afirma que el recorrido no ha sido sencillo: al llegar a Guatemala le robaron su mochila mientras dormía en un parque, por lo que tuvo que comprar otra en Tapachula.

“Traía mis tenisropa, mi celularaudífonosmedicamentos, mi botella de agua y una virgencita de Nuestra Señora de la Paz, que me había pedido mi mamá”, lamenta.

Joseph, como Norma, se encuentra en el albergue Hospitalidad y Solidaridad, de Chiapas, en espera de que le resuelvan su solicitud de asilo que le permita moverse hacia la Unión Americana, donde ya lo aguardan sus parientes.

“Mi familia salió hace tres meses, yo me quedé en El Salvador, porque no quería dejar a mis amigos, pero ya no me quedó de otra. Tengo que alcanzarlos, pues con las maras un joven como yo no sobrevive solo en mi país”, afirma.

Dice que apenas obtenga el documento, reiniciará el viaje hacia el norte, aunque ahora lo hará con menos equipaje. Apenas “dos camisas, un pants y como 500 pesos que ha logrado juntar para seguir el viaje”.

Tres de cada 10 migrantes que atraviesan por México son despojados de sus pertenencias, de acuerdo con cifras de la OIM, la cual indica, además, que la mayoría de los indocumentados son asaltados por integrantes del crimen organizado, pero también por los propios traficantes de personas, conocidos como polleros, o por las autoridades migratorias.

Nos ha tocado ver de todo. Por ejemplo, es muy común que en sus mochilas las mujeres traigan condones, pues saben del peligro al que se enfrentan al viajar solas”.

“La mayoría trae medicamentos, pomadas para heridas o dolores, fotos de sus familiares por si mueren en el camino puedan reconocerlos, amuletos, imágenes de algún santo, la virgen de Guadalupe es muy común, teléfonos, lámparas, todos cargan agua y algo de comer, como galletas y dinero”, afirma Rosalía Ortiz, voluntaria en la Casa del Migrante en Chiapas.

Asegura que en muchos casos lo que traen los migrantes va cambiando, toda vez que en el camino obtienen cosas que la gente les regala y que prefieren reemplazarlas por estar en mejor estado.

“Pero siempre traen consigo algo especial, algo que les recuerda a su familia, a su país, y es lo que más cuidan durante el trayecto, porque ese objeto se convierte en identidad, en el compañero con el que esperan llegar”, finaliza.

Roxana González | El Sol de México

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