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La Opinión

La política de cero Covid-19 le estalló en las manos al gobierno de China

La política de cero Covid-19 le estalló en las manos al gobierno del presidente de China, Xi Jinping y lo combaten con confinamientos

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La política de cero Covid-19 le estalló en las manos del presidente de China, Xi Jinping, desde hace casi una semana las protestas han tomado un papel fundamental, como no se veía desde la década de los 80 en el siglo pasado, la gente está harta de estar confinada y sometida a medidas extremas, y pese al riesgo que corren de contagio prefieren eso a seguir limitadas a casi nada. 

La manifestaciones del pasado fin de semana tuvieron un tono muy particular, donde los manifestantes gritaron en las calles “¡Xi Jinping, renuncia! ¡Partido Comunista, renuncia!”, un sentir que va creciendo en contra del todopoderoso mandatario chino y de la formación política que representa, es posible que en algún momento el aparato de poder acuse a Estados Unidos de injerencia, pero la verdad es que el hartazgo tocó techo. 

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Sin duda Xi, el líder más poderoso desde al menos la década de 1980 en el gigante asiático, se autoconcedió en octubre un tercer mandato de cinco años como líder del partido gobernante. Algunos prevén que intentará mantenerse en el poder de por vida, pero las cosas por el momento no pintan nada bien, no estaría de más que volteara a ver el espejo de Vladirmir Putin, quien diario se viene desinflando. 

La verdad es que la política de cero Covid ha mantenido que las cifras de infección en China sean inferiores a las de Estados Unidos y otros países importantes, pero la aceptación pública se agotó.

Quizá por la misma naturaleza de ese país y su densidad poblacional obliguen a las autoridades a tomar medidas más radicales, aunque eso abrió otro frentes que ya estaban ahí, pero escondidos por la falta de derechos humanos y sociales.  

Las personas que permanecen en las extenuantes cuarentenas –usted sabe de qué le hablo todos las hemos vivido y no con el mismo rigor– en sus casas en algunas zonas afirman que carecen de alimentos y medicinas. Eso provocó que el partido en el poder enfrenta la ira pública, tras la muerte de dos niños cuyos padres dijeron que los controles contra el virus obstaculizaron los esfuerzos para recibir ayuda médica.   

Las manifestaciones de enfado estallaron también porque el pasado jueves se produjo un incendio que causó la muerte de al menos 10 personas, en un edificio de apartamentos en la ciudad de Urumqi, donde algunos llevan cuatro meses encerrados en sus casas, por la mencionada política de cero Covid-19 en China. 

Sin olvidar que la semana pasada, una serie de protestas violentas se reportaron en Foxconn, la mayor fábrica de iPhone del mundo, en la ciudad china de Zhengzhou, según imágenes que circularon en internet, quienes estallaron después de permanecer más de un mes encerrados trabajando en condiciones precarias. 

Los videos muestran a cientos de empleados marchando, algunos enfrentados por personal en trajes de protección personal y por policías antidisturbios. Quienes han divulgado imágenes de lo sucedido dicen que los manifestantes fueron golpeados por la Policía.

Los videos también captaron los enfrentamientos, sin duda, son los costos y perversiones de mantenerse como la segunda mejor economía del mundo, por sobre lo que sea y a costa de los que sea. 

La verdad, la respuesta de las autoridades ha sido discreta. Algunos policías en Shanghái emplearon gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes y varios fueron detenidos y trasladados en un autobús. Sin embargo, el enorme aparato chino de seguridad interna es conocido por identificar a la gente a la que considera problemática y detenerla en sus casas cuando hay pocos testigos. Y peor aún, salta al imaginario colectivo el fantasma represor de Tiananmén. 

No estaba claro si podrían producirse más protestas, y los censores del gobierno trabajaban para retirar mensajes y videos de internet que apoyan las marchas. Los analistas señalaron que salvo que aparezcan divisiones internas, el Partido Comunista debería ser capaz de contener la disidencia, habrá que ver. Rusia planeba una intervención rápida en Ucrania, 10 meses después está sumida en un guerra que va perdiendo. 

Las rígidas medidas en China se aceptaron en un principio porque minimizaban las muertes por Covid-19, mientras otros países sufrían olas devastadoras de infecciones. Ese consenso ha empezado a reducirse en las últimas semanas, porque las condiciones de las cuarentenas rozan en la tortura familiar y la sensación de libertad es todavía más limitada a la real. 

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China es ahora el único país grande en el mundo que sigue tratando de frenar todos los contagios de Covid-19, en lugar de aprender a convivir con él.

Años después de que el coronavirus se detectara en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, a finales de 2019, pero algo está saliendo mal y es posible que la clandestinidad esté ganando terreno importante, porque los contagios no paran y no pararan, porque alguien el tiene tiene que decir a la dictadura china que el Covid llegó para quedarse. 

Hoy lo que más le urge a Xi es encontrar una salida para retirar de manera paulatina la política cero Covid-19, seguro trabajan en ello, pero deben de acelerar los tiempos si es que no quieren tener un fuerte dolor de cabeza con el incremento inusual de manifestaciones en contra de una política cero Covid que ya caducó. O usted ¿qué cree?

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