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Seguridad

Conoce la historia del fotógrafo que fue a los campos del CJNG

El fotógrafo colaborador de la agencia Cuartoscuro afirmó que casi no trabaja en las ciudades, sino en el campo porque es ahí donde están los verdaderos problemas.

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“No estoy retratando a las mariposas, estoy retratando al cártel más peligroso del mundo, no es un juego, pero quiero que la gente vea esas imágenes” dice el fotógrafo que documentó los campos de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán.

El Sol de México publicó ayer los testimonios de habitantes de Tepalcatepec sobre los campos de entrenamiento del cártel, de los cuales dio testimonio fotográfico Mauro (quien pidió resguardar su nombre real por seguridad).

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El fotógrafo colaborador de la agencia Cuartoscuro afirmó que casi no trabaja en las ciudades, sino en el campo porque es ahí donde están los verdaderos problemas; son aquellos lugares donde nadie puede mentir, donde la realidad se muestra tal cual, los que a él le interesan para contar historias que reflejen la desigualdad social, como lo que vivió en Michoacán.

“Mientras estábamos ahí hubo un enfrentamiento a ladito; ta-ta-ta-ta-ta, y ahí se estaba escuchando todo, pero nos aseguraron que no iba a pasar nada”.

Para llegar a ese sitio y retratar al cártel tuvo que esperar casi un año y al llegar a los campamentos sólo tuvo alrededor de seis horas para fotografiar las actividades del grupo delincuencial.

En sus fotografías se observan hombres que portan armas largas, chalecos antibalas, vestimenta tipo militar. Varones y una mujer. No pudo comprobar si había niños, pero detalló que entrenaban, se turnaban las guardias, había días de descanso, jóvenes de 23 o 24 años decididos a todo.

“Tiene que verse el tiempo de todo mundo, no es una rueda de prensa o una manifestación, es el grupo más buscado del mundo. No vas a llegar así de fácil. Fue un año para esa pequeña puerta, para conectar con ellos y que me platicaran de las cosas que pasan, con los que están peleando, cómo son…”.

Mauro se agarra el cabello con frecuencia. Habla dudoso. Indica que su tarea es complicada y aunque ya lo ha hecho en varias ocasiones, el miedo no deja de existir, pues si bien los grupos criminales no lo han amenazado, al estar ahí su teléfono empieza a fallar.

“No quiero que me involucren con ningún grupo, no soy un narco (…) van a pensar que este güey tiene acceso al Mencho (Nemesio Oseguera Cervantes, líder del CJNG), pero yo no estoy buscando eso, yo estoy buscando las historias. Si alguien me invita a tomar fotos voy a donde suceden las cosas, he tomado fotos de movimientos sociales, no voy a delimitar mi trabajo”.

Para el fotógrafo una silla no es opción, no sabe qué se siente estar todo el día sentado a una, más bien sabe de nervios, sabe de cuando las cosas fallan y le dicen “vuelve tal día”, de esperar sin saber quién va a escribirle, de esperar.

Al preguntarle por qué decidió dedicarse a cubrir este tipo de conflictos, afirmó que se requieren de más periodistas curiosos, que se enfoquen en temas ambientales, en los verdaderos problemas, ya que en 30 años nadie va a hablar de las ruedas de prensa, sino de quién fue ahí, sacó constancia de eso y salió vivo.

“Le estamos dando en la madre a toda nuestra tierra y nadie dice nada, está chido el festival, la cantera, pero creo que los problemas están allá (…) es un tema demasiado delicado, pero soy un periodista que le gusta descubrir la verdad, la gente debería tener la oportunidad de saberla y muchas veces no es así”.

Sobre si se arrepiente de su trabajo, asevera que no, pues le atrae la idea de retratar al México que no es el de los periódicos de todos los días, donde la gente asume lo que es y no esconde. Finalmente agrega que esta situación va a seguir y no cree que cambie con la salida del Ejército a las calles.

Redacción | El Sol de Morelia | El Sol de México

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