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La paz es un ecosistema de múltiples factores que se construye con actores de todos los niveles

La paz es un concepto que ha formado parte de la humanidad desde tiempos remotos, siempre tratando de alcanzarla, lograrla o al menos acariciarla

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Simbolizada en el mundo con una paloma blanca, la paz es un concepto que ha formado parte de la humanidad desde tiempos remotos, siempre tratando de alcanzarla, lograrla o al menos acariciarla y siempre, al parecer, nos hemos quedado cortos.

Es un concepto que ha sido abordado desde diversas culturas, religiones y creencias; desde la política, relaciones internacionales, historia, filosofía, estudios sociales y la academia. Cuesta trabajo pensar en alguna época o civilización en la que, este ideal de la paz no haya existido en el imaginario colectivo.

Con un pequeño experimento, buscando la palabra “paz” con la herramienta de Google Ngram (que mide el porcentaje que abarca una palabra en los textos digitales de la biblioteca de Google a lo largo del tiempo) podemos observar 3 picos: (1) de 1914-1921, durante la etapa de la 1 Guerra Mundial; (2) de 1937-1947, durante la 2 Guerra Mundial; y (3) entre 1964-1967, en momentos álgidos de la Guerra Fría.

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No es casualidad que hablemos de paz cuando más la anhelamos, cuando en el contexto social se percibe más la violencia y miedo. Esta misma lógica la podemos trasladar al México actual en el que nos rodeamos de violencia: estructural, política, militar, de género y de grupos delictivos en una lista que parece interminable. Hablemos entonces de paz: ¿qué es? y, sobre todo, ¿cómo se construye?

La paz es un ecosistema de múltiples factores, donde las responsabilidades en su construcción recaen en múltiples actores de todos los niveles. El teórico Johan Galtung describe la paz como un proceso constante, el desarrollo de habilidades y la capacidad de transformar conflictos de manera empática, creativa y sin violencia.

El ideal de la paz es siempre perfectible, para entender esto vale la pena aclarar que cuando hablamos de paz no sólo nos referimos a la ausencia de violencia, conocida como paz negativa. Así la paz positiva, se refiere a la creación de un ambiente propicio para la cohesión, comunicación y la creación de una estructura social que permite armonía, cooperación e integración. En pocas palabras, la paz se construye desde su concepción positiva para que así, pueda prevalecer.

El Instituto para la Economía y la Paz nos da un marco teórico que nos ayuda a comprender las bases que sostienen a una sociedad pacífica. Los 8 pilares de la paz positiva, respaldan diversos aspectos para la creación de un entorno en el que el potencial humano pueda florecer, a nivel gubernamental, empresarial e individual.

Éstos son: buen funcionamiento de gobierno: los servicios como salud, educación e inversión en infraestructura.

Distribución equitativa de recursos y de las oportunidades: para que cada individuo pueda acceder a bienes y servicios vitales, como agua, educación, salud, justicia, etc.

Libre flujo de información: lo que se refiere a que ésta debe de ser precisa y bien distribuida.

Ambiente empresarial sólido: se relaciona con la empleabilidad, poder adquisitivo, capital humano y monetario, etcétera.

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Altos niveles de capital humano: describe el acervo de habilidades, conocimientos y comportamientos de una sociedad.

Aceptación de los derechos de los demás: esto intenta medir el nivel de tolerancia y aceptación que se brinda a los individuos y grupos en una sociedad.

Bajos niveles de corrupción: para que nadie abuse de su posición de poder y la sociedad sea más justa.

Buena relación con los vecinos: mientras mayor integración haya en la sociedad, menos probabilidad existe de que haya conflictos y es más probable mantener relaciones productivas.

La pregunta del millón aquí siempre es, ¿entonces qué es lo que puedo hacer yo para construir paz?

En México estamos viviendo en un contexto donde la militarización del país no cesa, la percepción de violencia está en aumento y con ella la inquietud de los ciudadanos de nuestro país. ¿Entonces qué nos queda?, ¿esperar?, ¿asumir que no está en nuestras manos, o más bien, asumir la responsabilidad que nos toca a todos? Si bien no podemos cambiar a voluntad propia las estructuras políticas de nuestro país, evitar que organismos institucionales promuevan la corrupción para que todo funcione más rápido, ni tampoco podemos cambiar las relaciones con otros países; pero sí podemos encontrar puntos donde nosotros construyamos paz en nuestro entorno.

El objetivo de estos dos autores no es preocuparte con este texto, porque al igual que en estos tres picos grandes de conflicto mundial, hoy nuestro país está ávido de paz e integración. Así que, en vez de gastar más caracteres del artículo postulando cómo la situación es preocupante, te diremos a ti, querido lector, qué es lo que sí puedes hacer para que te conviertas en un agente que promueva paz.

Piensa en aquellos momentos donde la comunicación en tus relaciones personales o de trabajo se hayan visto comprometidas, por alguna pelea o fricción ¿Qué es lo más fácil? buscar culpables, señalar cómo el otro se equivocó e hizo las cosas mal. Aquí el reto es encaminar la conversación, con escucha activa, donde las partes involucradas pueden colaborar para crear un mejor futuro, no negando aquello que haya pasado sino buscando soluciones en conjunto que traigan un escenario de colaboración, comunicación y cohesión.

Piensa ahora en el ejemplo del temblor del 2017, una vasta cantidad de mexicanos aportando a la colaboración para ayudar a sus vecinos, colegas o incluso personas que no conocían. Ahí las diferencias no existieron, sino las ganas de aportar cada uno desde lo que podía, desde su trinchera. No importando las diferencias de opinión, ideología o moral, los mexicanos nos sumamos para no sólo reconstruir el país, sino también la paz. Eso es la paz positiva. Así que la siguiente vez que te veas en medio de un conflicto, con la opción de dar una mordida o simplemente en un malentendido, piensa “¿cómo yo puedo aportar para que el resultado que salga de esto construya un ambiente de más diálogo, reconocimiento y cooperación con los demás?”. Ahí sí, querido lector, todos estaremos construyendo paz en nuestro país.

Stefany Rocha Del Litto y Arturo Duque | Centro de Investigación para la Paz México / El Sol de México

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