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Guanajuato

Los xoloitzcuintles son los perros mexicanos guardianes de los espíritus en su camino al Mictlán

Son considerados sagrados por su relación con la muerte

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LEÓN, Guanajuato. Desde tiempos prehispánicos, los xoloitzcuintles es una raza de perros mexicanos que tiene gran importancia en la cultura del país, pues son considerados los guardianes de los espíritus en su camino a la muerte o Mictlán.

El escritor Rodolfo Herrera narra en su libro “Las expresiones de la muerte en León”, editado por el Archivo Histórico Municipal de León (AHML), que para entender las creencias de los antepasados, se debe conocer el significado que le daban a la muerte.

Explica que quienes morían de enfermedad natural, señores o maceguales (la menor clase social azteca), sin distinción de rango, ni riqueza, iban al Mictlán, o ciudad de los muertos. Un lugar amplio, cerrado, oscuro y nueve estancias, situado en la región de la noche, que corresponde al norte.

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Se sacrificaba a un perro, que era el compañero del muerto y que encarnaba a Xólotl, hermano gemelo de Quetzalcóatl, que representaba su contrario: oscuridad, inframundo, muerte, de ahí su forma perruna.

Ambas deidades son Tlahizcalpantecuhtli (el planeta Venus), Quetzalcóalt, la estrella de la mañana, y Xólotl, la de la tarde, que se dirige al inframundo y que tuvo la función de transportar al Sol y acompañarlo en un su recorrido cotidiano por el reino de la muerte.

Xólotl es el dios que había sabido penetrar en el infierno al comienzo de los tiempos y robar de ahí las osamentas de donde los dioses habían sacado la nueva raza de hombres.

Compañero inseparable del hombre, va con él hasta el más allá. Carga el espíritu de su amo sobre el lomo. Por ser animal nocturno conoce lo caminos en la oscuridad y puede ver los espíritus.

Xoloitzcuintle viene del náhuatl “Xolo” que significa extraño, deforme o monstruo. Pero también se le relacionaba con características físicas o personas consideradas anormales, como los gemelos. Mientras que “itzcuintli” quiere decir perro. Así que puede ser descrito como un perro extraño.

La principal característica física de los xoloitzcuintles es que no tienen pelo como otros lomitos, sacan mucho la lengua, y eso es porque tienen calor.

Los ejemplares de esta raza no tienen su dentadura completa como otros. Algunos sí tienen un poco de pelaje en cabeza y cuerpo, pero gran parte de su piel está a la vista.

Según la Federación Canófila Mexicana hay tres tipos de xoloitzcuintles: miniatura (de no más de 35 centímetros), intermedia (de 35 a 45 centímetros) y estándar (de 45 a 60 centímetros). Pueden tener o no pelaje.

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Están reconocidos por la Federación Cinológica Internacional (FCI), que fomenta y protege a los perros de raza pura; y el 12 de agosto de 2016 los xoloitzcuintles fueron declarados Patrimonio Cultural y Símbolo de la Ciudad de México.

Seguramente viste “Coco”, la película de Disney y Pixar donde un xoloitzcuintle llamado Dante acompaña a Miguel cuando cruzan el puente de cempasúchil.

Josué Enríquez, también cuenta con Mila, una xoloitzcuintle de aproximadamente dos años y medio de edad, que llegó a su vida cuando apenas tenía mes de nacida, tan pequeña que recuerda que aún no abría los ojos y literalmente la alimentaban con biberón.

Tener xoloitzcuintles no es un capricho ni un lujo para este joven leonés, pues desde muy pequeño ha tenido empatía y gusto por los caninos, pero en su infancia no pudo tener a uno de mascota porque tiene asma.

“Esta raza me gusta porque el detalle es que soy asmático no puedo tener cualquier perro, de niño siempre me llevaban perros y mi mamá los regalaba porque me daban alergia y me acuerdo que yo dije cuando sea grande y tenga dinero me voy a comprar un xoloitzcuintle y se llegó el día”.

Josué tiene un primo que se dedica a la crianza de perros de varias razas, incluyendo los xoloitzcuintles, y él fue quien consiguió a la Mila.

“Yo la compré en Aguascalientes porque es una realidad que nadie te va a regalar un perro de esta raza, con pelo si he sabido que las dan en adopción, pero es una raza exótica e incluso he leído que están en peligro de extinción por eso es un orgullo y una responsabilidad para mí tener a esta perrita xoloitzcuintle”.

Josué destacó que su mascota es muy leal, siempre lo sigue a donde vaya, incluso contó que tiene un terreno cerca de Silao donde le da la libertad de correr sin su correa, pero siempre obedece y regresa con él cuando la llama.

Tener una mascota de esta raza lleva una gran responsabilidad por el significado, pero también por los cuidados, ya que su piel es delicada y en el caso de Mila tiene el llamado color mariposa, por lo que tiene que comer croquetas de salmón y cuidados con cremas especiales para protegerla del sol y tener su piel humectada.

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“A ella le tengo acceso libre a la comida, todo el tiempo tiene sus croquetas, su agua; los paseos son en la noche por lo mismo de su piel o muy temprano. El que la pasea más es mi papá, llega del trabajo la agarra y se van dos horas o media hora”.

“Es un animal muy exótico, no cualquiera tiene una raza como esta, algunas porque no les gusta y otras porque es un poco caro, pero la verdad a mí si me gustan mucho, vas por la calle y dicen ‘mira ese perro’ y hasta me piden dejarlos tomarse una foto”.

Dijo que lo que viene después de la muerte no lo imagina pues vive el día a día, pero sí sabe de las leyendas y añadió que ha leído que cuando tienen manchas como Mila es porque ya han acompañado a otras almas al inframundo, “qué mejor que me acompañe a mí también”, finalizó.

Mayra Córdova | El Sol de León

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