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Los Fresones Rebeldes son el grupo catalán que trae lo alternativo a los jóvenes de corazón

Habla en retrospectiva de todo lo que han pasado para llegar hasta aquí, con su primer disco en 23 años

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Foto: Cortesía

Mientras que las bandas anglosajonas dominaban el panorama global “alternativo” a mediados de la década de los 90, había una generación de grupos españoles que hacía de las suyas, encabezados por agrupaciones como Australian Blonde, Manta Ray, Dover y Los Planetas, quienes daban cuenta de que en ese país también se cocinaba buen rock, con grupos como Los Fresones Rebeldes.

Entre varias opciones en el horizonte musical de ese país estaba el llamado tontipop: término acuñado para referirse despectivamente a las bandas que producían ritmos alegres, melodías dulces y coros ingenuos, entre las que destacaban Le Mans, La Buena Vida y Los Fresones Rebeldes .

Artistas que sin proponérselo se convirtieron en una especie de alternativa a lo alternativo, y que con su éxito pusieron los cimientos de toda una legión que siguió creciendo con artistas como TCR, Vacaciones, Niza y La Monja Enana, entre muchos otros que además comenzaron a llamar la atención en lugares como Japón, Perú y México.

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Los Fresones Rebeldes son en buena medida los culpables de esa explosión que hasta nuestros días sigue vigente, al menos en los corazones nostálgicos de miles de jóvenes -y no tan jóvenes- que los siguen escuchando con fervor.

Los Fresones Rebeldes surgió precisamente a mediados de los noventas en Barcelona, de la mano de Felipe Spada, Cristina Segura y Miguel López, a quienes se unieron tres chicas que completaban el combo al más puro estilo de los famosos grupos femeninos de soul de los años sesenta.

Desde sus inicios, la alineación de LFR no fue muy estable, ya que algunos de sus integrantes iban y venían. Y aunque el grupo empezó a tener suficiente éxito, primero con su sencillo “Al Amanecer” -con el que llegaron a sonar hasta en las estaciones mainstream- y más tarde con “Medio drogados”, la volatilidad en su alineación se convertiría en una constante, siendo Felipe el único integrante permanente de la banda.

En estas casi tres décadas de historia, LFR se han desintegrado al menos dos veces, aunque cada tanto el grupo se recompone, atendiendo al llamado de sus fans que los siguen reclamando tanto arriba como debajo del escenario.

Precisamente en el marco de su tercera visita a México, platicamos con el propio Felipe Spada, Ana Vaquero y Quinito, quienes son el 75 por ciento de la actual alineación de la banda.

Felipe dice que esta última reunión fue motivada por el interés mexicano hacia ellos, luego de que la agrupación pasara por un periodo no muy afortunado, en el que él mismo confiesa que ya se daban por muertos:

“Además de todo el tiempo que ha pasado, pues oye, los gustos cambian, y también salen nuevos grupos… Pero entonces nos llamó Carlos Galán -de su sello discográfico, Subterfuge Records- y nos dijo que querían reeditar nuestro primer disco, y que en México nos querían ver otra vez, así que dijimos: Bueno, vale la pena ponerse en marcha otra vez”.

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Pero una de las particularidades de esta reunión, es que vienen con nuevo material bajo el brazo, algo que no ocurría desde 2003, cuando publicaron su última referencia, Gran Selección 1995-2001.

Además, revelan que la decisión de grabar nuevo material también tuvo que ver con México:

“Las otras dos veces que hemos estado allá, una pregunta recurrente era que si pensábamos hacer algo nuevo, y en ese momento pues no lo pensábamos, pero es algo que tiene que ver con cómo funcionamos en el grupo”.

Y aquí entra en juego un factor importante: La dinámica de Los Fresones Rebeldes, que antes no permitía tener tantos ensayos y grabaciones como ahora:

“El gran problema, desde la primera época, era ponernos de acuerdo para hacer algo y encontrar tiempo para ensayar todos juntos, por lo que cada paso requería muchísimo tiempo y paciencia”.

Una situación que no cambió hasta que el resto de los integrantes fueron tomando cada quien su camino, además de que la cantante Inés Bayo falleció en 2019.

Pero de las crisis surgen las oportunidades. Felipe invitó a Ana Vaquero -su esposa y compañera en el proyecto alterno Cola Jet Set, quien además ya tenía la experiencia de haber formado parte de grupos como La Monja Enana y Las Annettes-, quien se integró como vocalista, además del propio hijo de la pareja, Quinito, quien se sumó en el bajo.

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Ya esta nueva alienación, digamos más familiar de Los Fresones Rebeldes, Felipe tuvo por primera vez la posibilidad tan anhelada de ensayar y grabar tanto como fuera necesario, sin tener que depender de las agendas de otros músicos.

“En septiembre del 2021, cuando Carlos nos propuso lo de México, la reedición de los discos y grabar algo nuevo, Cristina, que era la cantante anterior, había sido madre y había cambiado de trabajo, por lo que se le complicaba todo y nos dijo que siguiéramos sin ella. Fue cuando pensamos en un sustituto, que fue nuestro hijo menor, quien aprendió a tocar el bajo en un tiempo récord… Y bueno, ahora con tres de los cuatro del grupo en la misma casa nos es más fácil ponernos de acuerdo para ensayar o grabar”.

Ya con esa alineación, Los Fresones Rebeldes registraron Amor y Tontería, un nuevo mini álbum de cuatro canciones, que sigue la misma línea de su estilo característico.

De entrada, lo que queríamos era no perder el espíritu de hacer algo muy sencillo, que fuera fácil de interpretar. Pero también queríamos que fuera sincero, algo que naciera de nuestras vidas o de gente que conocemos, como siempre fueron las canciones de Los Fresones… Así fue como nació primero “San Valentín”. Cuando yo era joven pensaba que eso de San Valentín era una americanada, una cosa comercial.

Pero ahora que ya pasé al ecuador de mi vida, francamente todo lo celebro, porque además tengo con quién celebrarlo -que no siempre he tenido con quién-, y celebro también el día de la madre porque quiero a mi madre y porque quiero a la madre que trajo al mundo a mi mujer”.

Sobre el ejercicio de volver a hacer canciones nuevas, confiesa que cada vez es más difícil porque cada vez se vuelve más autocrítico.

“Te vienen muchas ideas, pero cuando empiezas a desarrollarlas te das cuenta de que se parecen demasiado a algo que ya se ha hecho o que se parece demasiado a otra canción tuya, entonces te acabas autocensurando tanto que al final no haces nada, y si no hay un un motivo o algo que te presione a terminar, pues simplemente te relajas”.

Sin embargo, dice que con la nueva dinámica de Los Fresones Rebeldes ya cree que puede sentarse a trabajar en nuevas, ya con los miembros actuales, y que eso es algo que le hace mucha ilusión.

“Porque también nos hace ilusión hacer algo nuevo de lo que estemos satisfechos y no estar tocando siempre exactamente la misma canción”.

No podíamos perder la oportunidad de preguntarle a Ana cómo fue para ella integrarse a esta agrupación, de la que de todos modos siempre estuvo tan cerca como se está de una pareja y de un colega de otros grupos.

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“Es verdad que siempre he estado ligada, con mis otros proyectos y girando un poco alrededor de Felipe, así que cuando surge la oportunidad pues me apeteció mucho, porque siempre fui muy fan de Los Fresones. La verdad es que me integré bastante bien, aunque claro, me cuesta compaginar la vida de mamá con el trabajo y con los ensayos, pero al final, si tienes las ganas, tiras todo para adelante”.

Y antes de que surja cualquier tipo de crítica, Felipe se apresura a justificar esta nueva etapa de Los Fresones Rebeldes:

“Sabemos que normalmente los grupos que se reúnen no llegan a nada, pero hemos hecho unas canciones que nos gustan y tenemos fe, queremos intentarlo, aunque estemos desfasados… Bueno, es que desde que nació LFR ya estábamos desfasados, nunca estuvimos a la moda, porque surgimos a contracorriente de todo el indie y el post rock, como un hachazo en medio de todo eso, sin buscar absolutamente nada más que ser un grupo de amigos que se reunían para merendar sándwiches y tocar la guitarra”.

Le mencionamos que aunque nunca han estado a la moda, de alguna manera han hecho escuela, al grado de que bandas nuevas como Cariño los citan como una influencia importante.

Felipe se dice sorprendido y contento de ello, aunque matiza:

“Al final estamos conociendo a mucha gente que ahora se relaciona con nosotros, aunque no queremos ir de padrinos de nadie, porque cada uno cuando monta su grupo sabe el esfuerzo que le cuesta, pero bueno, nos alegramos de que Cariño diga eso. De hecho, nos están gustando muchas cosas nuevas de artistas como Malamute, Las Dianas o Jordana B, y bueno pues poco a poco nos vamos conociendo”.

También queríamos saber si desde el principio Quinito disfrutaba de la música que hacía su padre o si más bien fue un gusto que fue adquiriendo con el tiempo.

“A mí desde pequeñito los grupos de mi padre siempre me habían gustado, son canciones con las que he crecido, y poder tocarlas ahora para mí es un lujo”.

Al mismo tiempo está consciente de que los chicos de su edad, de 16 o 17 años, están más bien enfocados en otros tipos de música, como el trap, el reguetón y la música electrónica.

“Me doy cuenta de que soy un adolescente bastante peculiar, porque me gustan cosas que normalmente no gustan a nadie, como la música de los sesentas y un poco de los setentas”, dice.

Y entonces sale al quite el orgulloso padre:

“Cabe decir que es un músico muy talentoso, tiene formación clásica y toca la viola. Cuando se produjo la vacante de Cristina le preguntamos si le gustaría tocar el bajo con nosotros y después de pensarlo unos días dijo sí… Y bueno, también es cierto que él me acompaña muchas veces a comprar música y a ver en vivo a algunos grupos, y coincidimos mucho por ejemplo en el gusto por el soul, que es su gran pasión y una de las mías también”.

Así, nos despedimos del 75 por ciento de los nuevos Los Fresones Rebeldes, quienes se presentarán este viernes 24 de junio en el Foro Indie Rocks de la Ciudad de México y al día siguiente en el Evolution Café & Bistro de Tijuana, antes de volver a su país para seguir tocando y preparando el futuro de esta tercera versión de los únicos e incomparables Fresones Rebeldes.

Alejandro Castro | El Sol de México

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