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La Opinión

Gustavo Petro y Rodolfo Hernández disputan el poder en Colombia

Colombia vuelve a estar en máxima tensión electoral, ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 19 de junio de 2022

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Colombia vuelve a estar en máxima tensión electoral, ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 19 de junio de 2022, donde el izquierdista Gustavo Petro y el independiente Rodolfo Hernández llegan a las urnas codo a codo, el que gane logrará un triunfo histórico.

La derecha en Colombia ha mantenido una hegemonía en el poder presidencial, que inevitablemente se romperá con el resultado, sea quien sea el ganador. El mismo presidente saliente Iván Duque llegó al poder como el delfín del exmandatario derechista Álvaro Uribe, un archirrival de las guerrillas de izquierda en ese país.

De acuerdo con investigaciones colombianas, Alberto Uribe Sierra, padre del expresidente Uribe, ayudó con la creación del Bloque Metro de las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), luego cuando su hijo subió al poder agilizó la desmovilización de ese grupo, acusado de muchas atrocidades.

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Un probable triunfo de Petro deja a la familia Uribe expuesta a que se revelen más vínculos con la UAC, también cercana al trasiego de droga, es por eso que en cuanto se supo que Hernández iba a segunda vuelta la derecha el Centro Democrático (de Uribe) se sumó al movimiento de El Ingeniero.

Aunque es verdad que si Hernández apuesta por un cambio real, debe de mantener a raya al Uribismo y no dejarlo que se filtre en un posible gobierno, de lo contrario el salto de Colombia será hacia atrás, porque el pueblo colombiano le está dando una oportunidad a un antisistema.

Los partidos de derecha, de centro y los de izquierda son parte de un sistema político que se está quedando rezagado, no solamente en Colombia sino en todo el mundo, los candidatos populistas o los antisistema están tomando cada vez más vuelo y ganando elecciones, por ejemplo, el actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele.

Hernández ha esbozado más bien un plan de gobierno con toque populista, que destaca entre otras cosas programas sociales para apoyar a los que menos tienen, conferencias de prensa diarias y quitar las riquezas a los corruptos, entre otras.

De hecho, “no robar, no mentir, no traicionar’ se volvió una de las frases de Hernández más replicadas durante las últimas semanas en en Colombia de cara a la segunda vuelta; y que formó parte del discurso de campaña del actual Presidente de México, quien por cierto ha dejado clara su preferencia por el exguerrillero Petro.

Además, al igual que Nayib Bukele en El Salvador con Instagram, y Jair Bolsonaro en Brasil con Facebook, Hernández enfocó la mayor parte de su campaña política a través de transmisiones en vivo desde Facebook y videos de Tik Tok, donde se autodenominó “el rey” de esa red social que ven más que todo los jóvenes. Y no le importa participar en los debates.

También tiene un parecido con otro populista, tanto El Ingeniero como Donald Trump comparten el pasado obvio de ser empresarios millonarios que saltaron a la política. Hernández como constructor y su exitosa empresa la Constructora HG, y Trump con sus diversos negocios que iban desde los hoteles hasta los realities.

Ambos, apelan a la clase obrera y trabajadora de sus países con el discurso de exitosos empresarios que hacen gala de sus millones y enfilan su estilo gerencial contra la clase política que, a su juicio, no hizo nada por esos sectores de la sociedad.

Mientras, Petro es un exguerrillero que precisamente genera miedo su pasado, un supuesto castrochavismo y según sus detractores tiene miedo a la alternancia, pero sus más recientes discursos tienden más bien al centro, a una política inclusiva que dista mucho de ser radical.

Según el legendario comandante del M-19, Antonio Navarro Wolff, al que pertenecía Petro, son infundados los temores de un golpe autoritario de parte de Gustavo, en caso de ganar la presidencia el próximo 19 de junio.

Petro representa más bien el antiuribismo, integrado por el rechazo de un importante sector de la población al expresidente Uribe y su sector político, al cual le cuestionan – especialmente los jóvenes– las violaciones de derechos humanos ocurridas durante su gobierno con la justificación de derrotar militarmente a la guerrilla de las FARC, así como su oposición al acuerdo que permitió la desmovilización de ese grupo hace un lustro.

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Mire usted, Petro lanzó un mensaje en la recta final de la campaña: “Querida Colombia, a sólo días del triunfo de la vida, con la serenidad que da la honestidad, me dirijo a ustedes… En especial a ti madre, que te angustias cada día por alimentar a tus hijos y darles educación.

“Me dirijo a ti, mujer trabajadora, que te entregas por tu familia, pero que vives con miedo. Dirijo mis palabras a la juventud. A esa nueva generación que repudia la violencia, que sueña con superarla… que quieren vivir en paz, en un país de oportunidades.

“Les hablo a quienes aman la tierra y la ven morirse sin poder detener su destrucción: sepan que nosotros estamos del lado de la vida. Me dirijo al empresariado honesto que quiere seguridad y paz. Que quiere un país que respete su esfuerzo y lo ayude a seguir creciendo…”

Desde esa perspectiva, el discurso de Petro se ha vuelto moderado, con amplios tientes de inclusión, pero no olvide que son discursos para ganar el poder, lo mismo sucede con Hernández. Lo cierto es que los colombianos están llamados a hacer historia.

Y quien tenga el favor del voto deberá andar con pies de plomo, porque en Sudamérica la izquierda está tomando un segundo vuelo y le importa mucho que ganar en Colombia, un país que se ha caracterizado por ser el mejor aliado de Estados Unidos en la región, pero que ahora se verá en la necesidad de negociar con un desconocido. O usted ¿qué cree?

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