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“Me parto la madre todos los días”: Lalo España

El actor habla de la nueva temporada de la obra Felices, en la que además de la dramaturgia y la dirección, se encarga de dar vida a 12 personajes

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Foto: Daniel Ornelas

Conocido por sus personajes mediáticos como Doña Margara Francisca o Germán, el portero de la serie de televisión Vecinos, en tres décadas de carrera en la actuación, Lalo España ha hecho de todo: radio, cine, doblaje, publicidad y teatro.

Tras haber participado en más de 25 proyectos teatrales, en 2017 estrenó Felices, una obra unipersonal, definida por él mismo como “un viaje a través de las emociones” que pretende llevar al espectador por momentos de nostalgia, humor, reflexión y esperanza, todo en torno a la idea de la felicidad.

En la obra, Lalo España da vida a una docena de personajes que, de acuerdo con su autor, le apuestan a diferentes circunstancias para encontrar la felicidad, ya sea a través de lo espiritual, del dinero, la salud o el aspecto físico, entre otros.

Respecto a Felices, Lalo España explica que se trata de una historia sobre la felicidad y de las trampas que nos ponemos para conseguirla, pero no es para nada una pretensión panfletoide de aleccionar ni un libro de autoayuda de: ¡Yupi, échale ganas!

Yo la veo como una exposición de cómo a veces no nos damos cuenta de las cosas tan sencillas que tenemos a nuestro alcance, de cómo esperamos a ver a nuestros seres queridos para decirles que los queremos y de cómo dejamos de vivir el presente porque estamos pensando en lo que ya se fue o esperando lo que no sabemos si llegará.

Nos estuvimos presentando durante varias temporadas, yo creo que ya llevábamos 50 o 60 representaciones, hasta qué se atravesó la pandemia y tuvimos que parar. Y ahora la estoy retomando poco después de más de dos años, en el Teatro Xola… Es una apuesta riesgosa, pero me gustan los riesgos, y como dice mi maestro Luis Felipe Tovar: Hay hacer unas para el gusto y otras para el gasto… Es una obra donde quiero transmitir otras cosas y dejarle algo bonito a la gente.

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Cuenta el actor que una de las cosas que sucedieron con la obra gracias a la pandemia fue que muchos de sus textos se resignificaron y que eso lo sacudió a nivel personal y profesional.

Háblanos de algunos de los personajes que interpretas.

Bueno, está por ejemplo Licurgo, que es una especie de alter ego mío, porque es un comediante que pasa por una situación como la que vivió mi madre en la vida real, de cuidarse de dos enfermedades fuertes toda la vida, para repentinamente irse a causa de otra… Le hago un homenaje a mi madre a través de él, pero a la vez plasmo cosas mías, porque el personaje está haciendo muchas cosas y tiene que cerrar filas y dejar finiquitados muchos asuntos en su vida.

“Destaca también Anaconda Serpentier, una viuda que le reclama a su difunto marido, con un humor negro, espeluznantemente divertido, que nunca le cambiaba la camioneta y que las vecinas la hacían menos por su culpa, y tengo también un personaje que se llama Chente el Ente, que es un reflejo de cómo nos hemos vuelto con las adicciones a las redes sociales, o por ejemplo Amaranto, un yupi de gimnasio que presume que es vegano y que no le mete toxinas a su cuerpo, pero consume todas las drogas habidas y por haber, y así… Son muchos muchos personajes muy divertidos que al mismo tiempo te sacuden”, agrega.

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Entonces se trata de provocar en la gente una catarsis.

Totalmente, porque hay carcajadas en la obra, pero también momentos de mucha reflexión y de lagrimita, cómo no.

¿Por qué crees que los seres humanos constantemente necesitamos que nos recuerden que la felicidad consiste en vivir el presente?

Tiene que ver con el nivel de energía que manejamos. En un curso de meditación que tomé, se hablaba de que hay que resonar con frecuencias altas y te repito, no es felicidad de libro de Sanborns, sino de cuestiones neuronales, de que por ejemplo no le puedes pedir al universo abundancia desde la carencia, porque si dices: “Qué jodido estoy, nunca me quedo en los casting, me va de la fregada, pues eso lo estás reflejando en tu cuerpo y tus emociones, pero en cambio, si dices:

“Me parto la madre todos los días, me levanto temprano, soy disciplinado, me gusta leer, etcétera, pues habrá caídas, habrá de todo, pero eso te hace saborear cada momento… Felices se trata de no ahogarte en un vaso de agua, de darte cuenta que la vida no es todo “¡Yupi yupi!” ni todo tragedia, hay que saber estar en cada momento.

Lalo España, ya que esta obra sacude tanto a la gente, ¿qué tipo de respuestas has tenido?

No tienes idea de lo hermoso que ha sido, que por ejemplo me espere la gente en la puerta trasera del teatro y que me diga, por ejemplo:

“Van cinco veces que veo la obra” o gente que llega con lágrimas a abrazarme y decirme: “Tengo un hermano que está pasando por una enfermedad terminal y no sabes cómo me movió”… Muchas cosas hermosas… Yo sé que no nadie es monedita de oro y que a lo mejor habrá gente que diga: ¡Que hueva la obra de teatro! O lo que sea, pero ha sido muy hermoso todo lo que me han dicho.

Lalo España es consciente de que a veces la inmediatez del humor o el hecho de aparecer en televisión son factores que hacen que la gente lo conozca principalmente por esos trabajos y está orgulloso de todo lo que le han dado:

“Le tengo un gran cariño a Germán, el conserje de Vecinos, por la universalidad que tiene y porque conecta con niños, con papás y abuelitos… Hay niños que aún no habían nacido cuando empezamos a hacerlo y que ahora son fans del programa… Me ha tocado descubrir en redes sociales que algún chavito hizo su fiesta con el concepto de Vecinos y que me imitaba, con su playera de Germán y todo… O ir caracterizado como Germán a visitar a algún niño en fase terminal… Son cosas hermosísimas”.

Muchos comediantes han interpretado ese papel del vago que casi siempre conecta con la gente.

Sí, como te dan ganas de apapacharlos, de arroparlos, ¿no? Porque son cínicos, desvergonzados, dicharacheros… Son antihéroes.

Recientemente escuché a una persona decir que los comediantes que se disfrazan de mujeres las ridiculizan. ¿Has recibido ese tipo de críticas por interpretar a personajes como el de Doña Márgara Francisca?

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La comedia, desde sus orígenes en Grecia, está planteada como una ridiculización de los vicios de la conducta humana, ya sea en hombres o en mujeres, para eso está diseñada. Doña Márgara es una madre de familia que también tiene muchas cualidades, porque es una madre de familia trabajadora, que ha sido madre y padre a la vez, que paga colegiaturas y que se levanta temprano para abrir su puesto de quesadillas…

“Que la dejó su viejo, que tiene una hija pretenciosa a la que no le gusta decir que su mamá vende garnachas, es decir, vive muchas cosas que muchas madres solteras abandonadas viven, pero lo he tratado de llevar con muchísima dignidad”, puntualiza Lalo España.

Alejandro Castro | El Sol de México

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