:)

La Opinión

La invasión de Rusia a Ucrania dispara los precios de alimentos y combustibles

Hay impacto de la invasión de Rusia a Ucrania y la pandemia de Covid-19, que no acaba de ser controlada por ningún país

Published

on

El impacto de la invasión de Rusia a Ucrania, por los aires expansionistas de Vladimir Putin, y la pandemia de Covid-19 que no acaba de ser controlada por ningún país, han colocado en jaque la economía mundial a nivel macroeconómico y a nivel personal.

Con la globalización mundial, una guerra tan lejana para nuestro país tiene ya fuertes impactos en los bolsillos de la mayoría de los ciudadanos, algunas zonas de México hay registro de hasta 27 pesos por un kilo de tortillas o en días pasados se pudo ver el litro de gasolina premium por arriba de los 30 pesos.

Eso sólo en dos artículos básicos en nuestro país, la respuesta es muy sencilla, por un lado Rusia es uno de los principales proveedores de gas y petróleo en el mundo y, por el otro, Ucrania es reconocido como el granero del mundo por su liderazgo en materia de semillas y cereales.

México tiene en realidad un bajo intercambio comercial con Ucrania y Rusia, pero la invasión rusa a suelo ucraniano ha provocado un incremento mundial en los productos en los que ellos son potencia, ya sea porque está bloqueada la salida de los productos o porque la guerra le da al mercado herramientas para especular con los precios. Nada nuevo.

Lee: Las métricas de la revocación de mandato

Ya en sí, la invasión es un asunto sinsentido, pero las cosas se agudizan más cuando un organismo como la ONU arma todo un drama en su sede en Nueva York para condenar las acciones rusas en Ucrania, pero no pasa de ahí nunca, son condenas huecas porque no son vinculantes. No hay sanciones, no hay nada más que show.

Por el contrario al interior de Naciones Unidas mandan los países permanentes en el Consejo de Seguridad, son cinco (China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido) ellos deciden que sí y que no pasa en el mundo, se amenazan y ofenden; y ellos mismos sientan las bases de sus acuerdo de paz. Un circo lamentable.

Lo cierto es que el COVID-19 primero y la invasión en Ucrania después han hecho tambalear los principios de esta globalización: la especialización económica por regiones, las cadenas de producción fraccionadas o los suministros de empresas en plazos muy cortos. La guerra en Europa además cuestiona el principio de que el comercio es un vector de paz, acuñado en el siglo XVIII por el filósofo francés Montesquieu.

Hoy insostenible el principio de Montesquieu, debido a que Ucrania no es parte de la OTAN y por consecuencia no puede defenderla militarmente, entonces Occidente decidió lanzar una ofensiva económica que es parte del dolor de cabeza de su bolsillo y el mío. La guerra también es económica.

Ya antes de la guerra, “la conectividad entre naciones, empresas e incluso entre personas se sometió a una dura prueba por dos años de pandemia”, escribió Larry Fink, CEO de BlackRock, pero también es verdad que después de los primeros meses de la crisis sanitaria, el mercado laboral se ajustó y dio paso a el home office, que a las empresas le resultó muy rentable.

No podríamos decir lo mismo en el plano sanitario, la escasez de mascarillas al estallar el Covid-19 puso en evidencia la hiperdependencia de China para productos básicos. Un mes después del inicio de la guerra, el caos en la economía mundial genera presión en los precios y los suministros de cereales, petróleo, gas y otros materiales estratégicos como el cobre.

Han aparecido “un determinado número de vulnerabilidades” que muestran los límites del fraccionamiento de las cadenas de producción en múltiples localizaciones, indicó a la AFP el antiguo director general de la Organización Mundial del Comercio, Pascal Lamy.

La “autonomía estratégica” reclamada ahora en Europa para la energía y las materias críticas o las inversiones masivas de Estados Unidos en semiconductores muestran esta prioridad hacia un repliegue regional, o incluso nacional.

Lee: El AIFA, un paso más en la militarización de México

El asunto de la disputa en Ucrania seguramente va alterar los planes sustentables en el cambio de uso de energía sustentable para uso doméstico, y altera los planes para cumplir las metas para bajar las emisiones de todo el mundo, es otra más de las problemáticas mundiales que se suman a las crisis mundiales. Todo esto, sin considerar las sequías e incendios cada vez más recurrentes.

Por su puesto hay muchas otras, pero las de orden prioritario se están agudizando todos los días, lo que está provocando una aguda descomposición social, por la falta de recursos en las sociedades. Sólo considere cuánto tiempo van a poder aguantar los países que hoy son receptores de refugiados en Europa.

No hay que olvidar que no sólo hay éxodo en Europa, América Latina padece también ese fenómeno con las migraciones de cubanos, haitianos y mexicanos, entre otros; Sudamérica ya padece la crisis de la migración de venezolanos, sobre todo a Chile.

Y si a todo esto, como le decía al principio le suma que la crisis sanitaria mundial no ha terminado, en este momento se encuentra golpeando a China, país que registró el primer brote, entonces las estructuras económicas están más vulnerables a medida que las cosas no encuentren un buen cause.

Que los gobiernos de todo el mundo hablan de economías sanas o en tablas es una real mentira, no hay una sola nación que se encuentre, con la guerra y la pandemia, en una buena posición económica ni China, la segunda economía mundial –sino es que la primera–.

La pandemia, la guerra, el cambio climático y las migraciones están delineando las nuevas rutas que está tomando este mundo, habrá que esperar cuál es la que tomamos y cómo nos va. O usted ¿qué cree?

Trends