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La Opinión

El intento del flautista del Palacio

El negro personaje el flautista convocó desde los altavoces potentes de sus amigos y repartió volantes por todo México

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Carlos Pozos

Te pido que antes de seguir leyendo tomes en cuenta mi advertencia: ¡los cuentos que yo cuento acaban muy mal!

Había una vez en un lugar muy muy lejano, un pueblo que trabajaba por la transformación, que tenía aún el hartazgo de 38 años de haber sufrido del abuso y robo de gobernantes fifís y su clase “machuchona” que se decían ser de sangre azul y otros de tricolor. Ahí había un Palacio que se construyó sobre las ruinas de unas pirámides de una cultura muy sabia, adelantada y de gran honor. Ese Palacio, tenía un inquilino, -que ocupaba un departamento, donde vivía con su esposa y su hijo mejor-, en un salón, todas las mañanas –de lunes a viernes- hacía un ejercicio de rendición de cuentas para sus gobernados, que le dieron el encargo apenas 3 años atrás para administrar las finanzas, los dineros y la gobernanza de esos lugares, que en la gran mayoría de sus habitantes era de tez morena. 

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Pero era un tiempo agitado, en el que le tocó gobernar al inquilino del Palacio, que había nacido de un poblado muy pobre al sureste de esa nación donde los ríos se desbordan así como las pasiones. Él había visto por 36 años cómo los “machuchones” le robaban a sus gobernados, pero cuando llegó a ser inquilino de Palacio, le quitó los privilegios a esa élite que no pagaba impuestos, engañaba, discriminaba, adoctrinaba, enajena, y que no atendía a sus niños, a jóvenes, a sus adultos, a su campesinos, a sus obreros, a sus maestros y a sus mujeres. Pero eso sí, con la complicidad de juglares fifís, y luego haber torcido las leyes, hacían muchos negocios para mantener los beneficios sólo para ellos.

En el tiempo que gobernaron los “machuchones” vendieron a propios y extranjeros el petróleo, el fondo de los mares, las montañas y los ríos, los oasis y sus flores, las arenas del desierto, todo lo vivo con lo muerto. ¡Vendieron la Patria!

En los tiempos de la transformación les prohibieron seguir vendiendo a los “machuchones”, por eso era enorme su enojo que idearon mil y un estrategias para darle un golpe de Estado al habitante de Palacio, intentaron todas las tácticas y nada les funcionó, y por ello agredieron e insultaron desde sus altavoces al inquilino de Palacio, y le decían que era un mentiroso, un agitador, un tartufo, un pendejo, un estúpido, un ladino, un autoritario, un vividor, un emperador, un tirano, un dictador, un ignorante, un improvisado, un socialista, un autócrata, un naco, un vividor, un viejo; su alteza; y que sus hijos tenían propiedades en los terrenos de su vecino del norte. Incluso llegaron a decirle que era igual que los anteriores habitantes de ese Palacio. ¡Buscaban hacerlo sentir “menos que cosa”!

Una vez a los “machuchones” se le ocurrió una nueva idea, contratar por 10 sacos con monedas de oro, a un “flautista”, y mandar a ese negro personaje con el instrumento de viento para hacerlo sonar dentro del Palacio, y aprovechando que se había presentado una ola de asesinatos de juglares de a pie. “El flautista” llegó al Palacio, primero observó cómo estaba el ambiente y quiénes podrían ser sus aliados y posibles hipnotizados. Pasaron 7 meses y luego en una mañana de invierno intentó hacer un vacío, o mejor dicho un boicot y junto con 12 juglares “dejar de preguntarle” al inquilino del Palacio. ¡Y lo hizo! y como ahí no había prohibición alguna, nadie le dijo nada al negro personaje.

Dicen los que saben que apenas 3 años atrás, ese “flautista” no se hubiera atrevido porque las consecuencias serían otras, como ir directo a un calabozo y como castigo estar en la celda por el resto de su vida junto a un payaso tenebroso o que un verdugo le cortara la cabeza y la última opción que le cortaran la lengua. Además cuentan que en los talleres en donde había aprendido el oficio de “flautista” y de juglar, existían carteles pegados en las paredes con las leyes que decían: “aquí no se puede criticar, aquí sólo se puede adular”. De uno de esos carteles se podía leer así: “Aquí no se dice nada en contra de la virgen, Aquí no se dice nada en contra del ejército y aquí no se dice nada en contra del dueño del Palacio”. Y era un “debe de debe”, es decir una orden que se debía obedecer, sin replicar. 

Como todas las mañanas el inquilino del Palacio rendía cuentas a sus gobernados, se le conoció a ese ejercicio de comunicación circular como las “mañaneras”, mismas que se hacían en un amplio salón donde adornaban cabezas de león doradas en sus columnas de soporte del salón de la Tesorería, ahí se presentaban dos tipos de juglares; unos que militaban con los machuchones, quien uno de sus líderes conocido como “el tigre”, dijo un día abiertamente que todos ellos eran unos soldados, y por ello todos los juglares guardaron aún más silencio de las tropelías de los machuchones; y el otro bando era de un recién grupo alternativo de juglares también conocidos como youtuberos, con voces frescas, con la credibilidad que los otros habían perdido, pero sin altavoces potentes donde se escuchara su voz con la verdad libre como el viento.

El negro personaje “el flautista” convocó desde los altavoces potentes de sus amigos y repartió volantes por todo el país, para un primer encuentro, y reunirse en una región del sureste de ese reinado en donde tenía poder un personaje innombrable, de grandes orejas y que lo conocían como el “chupa cabras”, quien había financiado y armando un ejército insurgente en ese lugar, que según buscaba defender a todos los indígenas. Se dice que “el flautista” invitó a personajes afines a su causa de frenar la transformación, y para que hablaran según sus datos de la caída de la popularidad del habitante de Palacio y para echarle la culpa de la muerte de los juglares de a pie, en el tiempo de encargo. 

La noche previa al primer encuentro que se habían organizado, “el flautista”, dicen que frente a una taberna de nombre “La Resistencia” estaba como organizador y al frente de 174 juglares que asistieron, ellos los juglares de a pie, lo seguían hipnotizados por su música del “flautista” y querían hablar con él, lo que le hizo comenzar a perder la ubicación y a volverse ciego y sordo, al negro personaje. 

El “flautista” y los organizadores querían que justo ahí naciera la nueva defensa y reivindicación de la comunidad de los juglares, gritando “honor y justica” y su bandera fuera el asesinato de 2 juglares en ese reino, para colocar en la mente de todos los habitantes de esas tierras que el derecho de réplica que ejercía el habitante de Palacio, creaba un ambiente enrarecido y que incrementa el que se murieran más juglares de a pie.

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¿Quieren saber cómo termina el cuento del intento del flautista del Palacio?… Pues te pido seguirme y darle lectura a mi columna la próxima semana, en este mismo espacio y en este mismo lugar tendrás cómo termina el cuento… Y hasta aquí con Los Pozos de Carlos Pozos, y amigo lector si deseas que le haga tu pregunta al Presidente de México en la conferencia de prensa “mañanera”, por favor házmela llegar al correo: [email protected] vía twitter a: @carlospozossoto, o bien, visita nuestro portal www.lordmoleculaoficial.com   así como también puedes ver en mi Canal Lord Molécula Oficial.

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