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Los prestadores de servicios en Acapulco hicieron su agosto con los turistas en las fiestas de fin de año

Con el argumento de la pandemia, aumentan el precio a los alimentos, mobiliario y artículos de playa, y les cobran hasta 200 pesos por estacionarse en la vía pública

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Foto: Adriana Covarrubias

ACAPULCO, Guerrero. A pesar de que se implementó un operativo interinstitucional para brindar seguridad y atender al turista durante estas vacaciones decembrinas, los paseantes están indefensos ante el abuso de los prestadores de servicios que les hacen cobros excesivos en la renta del mobiliario de playa, alimentos y uso de estacionamientos.

La autoridad sólo se deslinda ante las irregularidades que cometen los prestadores de servicios turísticos, principalmente el ambulantaje que se incrementó durante estas vacaciones.

Eso sucede con “los viene-viene”, quienes se han apoderado de las calles y por permitir estacionar el vehículo en un cajón en la costera Miguel Alemán cobran de 100 hasta 200 pesos.

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El director de Vía Pública, Raúl Ceballos Carvajal, dice que no puede aplicar sanción ni multa contra los “viene-viene”, porque el reglamento de esta dependencia está en desuso y requiere modificarse, pues tiene 20 años.

Pese al alto cobro por el lugar en la calle, estas personas no cuidan la unidad y los turistas han sido víctimas de la inseguridad, donde sus vehículos han sufrido el clásico cristalazo y el robo de sus pertenencias.

Ese es el caso del turista Mario Juárez González, quien este martes llegó a las 9:30 de la mañana a la zona vigilada del Asta Bandera, sobre la costera Miguel Alemán, donde estacionó su camioneta y al salir por la tarde de la playa se encontró que le habían dado un cristalazo en la puerta trasera.

Del interior de la camioneta le sacaron dos maletas y una mochila, los dejaron sin ropa a él ya 12 integrantes más de su familia que venían a bordo.

“Me quebraron el vidrio de la puerta del lado derecho, la puerta trasera y se llevaron un par de maletas y una mochila”, dijo Mario y recomendó a los turistas que cuiden sus pertenencias y que la autoridad tome cartas en el asunto y si así nos reciben a los vacacionistas y ya no me quedan ganas de regresar ”, señaló Mario quien llegó de vacaciones de Houston, Texas.

Y con el argumento de la pandemia y que todo subió. Los turistas han encontrado que los platillos se les incrementó sus costos hasta en un 30 por ciento.

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Durante un sondeo, en playa Bonfil, don Jorge, un turista proveniente de la Ciudad de México y quien viene cada seis meses al puerto se encontró que un plato de cuatro quesadillas subió de 30 hasta 50 pesos y un plato chico de frutas en 50 pesos.

“Encontramos que subieron mucho los precios, si traemos dinero, pero también que no abusen. Dicen que todo subió, pero a nosotros nos afecta y a ellos también porque ya no se les vuelve a comprar”, dijo.

Don Jorge, también comentó que por permitirle estacionarse sobre el boulevard un “viene-viene” le cobró 40 pesos, “el problema es que no los cuidan y al salir de la playa encontró que el vehículo que se encuentra atrás de su unidad le había dado un cristalazo”.

Otra pareja de turistas, proveniente de Puebla, tuvo una mala experiencia en el restaurante que se ubica a la orilla de la playa de Bonfil, donde tardaron una hora para llevarle sus alimentos y el precio se lo cambiaron a la hora de la cuenta.

“El servicio fue malo en nuestra experiencia, estuvimos esperando casi una hora para nuestra comida y no había mucha gente, se tardaron tanto. Te cambian las cosas no sé si fue la experiencia en el restaurante, pero cambiaron los precios primero nos dieron una cantidad de un cubetazo que costaba un precio y ya cuando nos trajeron la cubeta fue otra cosa”, señaló.

En esta zona de playa Diamante, la renta de un toldo y sombrilla con una mesa y cuatro o cinco sillas tiene un costo de 250 hasta 450 pesos.

Un prestador de servicio en playa Bonfil dice que el precio baja a 100 pesos después de las 4:00 de la tarde, cuando disminuye la afluencia de turistas en la playa y ellos ya casi salen de trabajar.

“Un toldo pequeño con cinco sillas cuesta 250 pesos ya esta hora ya es tarde, en una hora y media se baja el sol, y no hay chamba y estamos dando 100 pesos ”.

Una familia de turistas también dijo que el precio de los platillos subió mucho y una copa chica de ceviche se la vendieron en 250 pesos, mientras que el plato de cuatro sopes tuvo un costo de 40 pesos.

“Son negocios que no tienen toda la infraestructura y están en la playa, deben dar más baratos pero sus precios son muy altos como si estuvieran en uno de los restaurantes establecidos”, dijo un turista proveniente del Estado de México.

Adriana Covarrubias | El Sol de Acapulco

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