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Sonora

ArteCocina, un proyecto culinario sin crueldad animal creado por la chef Jaris en Hermosillo

Sin necesidad de productos de origen animal, Jaris cocina de todo: tortas, ceviches, botanas, postres, sopas, hamburguesas y pastas. Además tiene un recetario digital y dos productos veganos que han sido todo un éxito: sus mantequillas de cacahuate natural o sabor chocolate, y sus barras tipo “Snickers”

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Jaris Muñoz, ArteCocina
ArteCocina hoy tiene más de 10 mil seguidores en Instagram. Crédito: Cortesía

HERMOSILLO, Sonora. La cocina se convirtió en un espacio donde Jaris puede experimentar. Los olores, texturas, colores y sabores son la forma que descubrió para sanarse a sí misma y que luego transformó en una vía para comunicarse con los demás: la comida limpia o vegetariana se convirtió en su estilo de vida y ahora busca que otros se atrevan a intentarlo.

Jaris Muñoz, hermosillense de 31 años, creó ArteCocina, un proyecto personal con el que quiere entrar a todas las cocinas posibles y mostrar que la comida puede generar cambios importantes, sin métodos impositivos, estrictos ni aburridos. La oportunidad que ofrece es la de jugar con lo que se tiene a la mano. Y el cambio se encuentra una receta a la vez.

ArteCocina hoy tiene más de 10 mil seguidores en Instagram y es una comunidad convencida de que comer sin crueldad animal es posible. La comida limpia se disfruta sin que signifique entrar en un proceso difícil, sino en uno donde se explota la curiosidad.

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“Fue hace como ocho o nueve años”, narró a través de una videollamada en Zoom, “yo todavía estaba en la universidad y todo empezó porque me topé por ahí con un video de esos en los que ves cómo matan a los animales… fue algo muy intenso en el momento y fue que dije: no quiero apoyar esto. A mí me entró por ahí”.

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Jaris estudiaba diseño de modas en la universidad y vivía en Monterrey. Después de su experiencia, se puso el reto de hacer las compras semanales sin carne.

“Me reté, empecé a cocinar así y me gustó”, dijo, “empecé a descubrir que había buen sabor, que tenía buena sazón, entonces, toda mi mente y lo que pensaba todo el día, era cómo iba a ser la siguiente comida, cómo iba a hacer el siguiente platillo; inventar cenas para mi familia, para mis amigos que vivían allá y darles a probar. Así empecé, bien casero”.

Con el paso de los años, Jaris conoció personas, investigó y estudió. También se conoció mucho más a sí misma.

“Fui descubriendo que estaba toda esta parte de salud, que va muy de la mano con el comer limpio, el comer vegetariano”, explicó, “me empecé a adentrar, me súper clavé y me enamoré de la cocina, así me fui yendo hasta que dije: me voy a entrenar como chef especializada en verduras y en el mundo natural”.

Luego se fue a Phoenix, Arizona, y se certificó como Raw Vegan Chef.

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Y agregó: “Yo tuve acné desde los 12 años y hasta los 27. Me puse súper estricta con mi dieta, tuve un lapso de jugo-terapia, comida cruda y vegana y se me quitó el acné y, hasta ahorita, mi piel está súper sana porque cambié la dieta. Hice el tratamiento con la comida y nadie me puede decir que esto no funciona. Mi mamá también es un ejemplo: tuvo artritis reumatoide y cuando también vimos la comida con ella, dejó de tomar sus medicamentos. Ahí fue cuando vimos el camino. Para mí no hay vuelta atrás: soy un claro ejemplo de que es posible cambiar tu vida, es posible sanarte a través de la comida y es posible disfrutarlo al mismo tiempo”.

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Jaris se enamoró de las verduras. Para ella, comer vegetariano o vegano -donde la diferencia radica en que se incluyan o no ciertos productos de origen animal, como los lácteos- no significa comer aburrido.

Decenas de recetas de tacos basados en plantas, tortas, ceviches, botanas, postres, sopas, hamburguesas, pastas, acompañamientos para platillos fuertes… Jaris tiene un sinfín de opciones saludables para cada gusto. Incluso tiene un recetario digital y dos productos veganos que han sido todo un éxito con sus seguidores: sus mantequillas de cacahuate natural o sabor chocolate, y sus barras tipo “Snickers”.

Y, ¿cuáles son sus herramientas principales para convencer a la gente? La fotografía, el video e Instagram.

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“Gracias a eso es que he podido compartir y crecer lo que estoy haciendo”, contó Jaris, “empecé en Instagram, sigo en Instagram y la fotografía y el video han sido y son parte de mi proceso creativo. Cuando hago algo, lo que yo quiero es que vibre en color, en calidad, en que lo veas y se te antoje realmente. La foto y el video son mi herramienta número uno para compartir y para que la gente pueda estar en contacto conmigo y con mi trabajo”.

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Los objetivos de ArteCocina han sido muchos y han cambiado uno tras otro, pero la idea es solo una: cambiar vidas, por más trillado que suene.

“Cambiar la vida, la alimentación y la cocina de las personas en sus casas: necesitamos volver a cocinarnos de una manera natural. Yo quiero que todos sepan cocinar fácil. Pero el objetivo es que, de alguna forma, yo esté en tu casa y pueda facilitarte la vida en el mundo gastronómico natural. Quiero estar en todas las casas de México, y más allá de México, yo creo”.

Vivir en Sonora, una tierra que es ampliamente conocida por sus productos cárnicos, no resulta complicado para una persona vegetariana o vegana: en los lugares públicos como los restaurantes, basta con abrir los ojos y preguntar. Siempre habrá algo para ti.

“Muchas veces comemos vegetariano sin estarlo pensando: un burrito de frijoles es vegetariano, una quesadilla es vegetariana, si pides un guacamole es vegetariano, en casi todos los lugares tienes una opción. Que no se te cierre el mundo. En todos lados vas a encontrar tortillas y verduras. A mí no me deja de caminar el ratón y siempre estoy pensando en opciones si voy a algún lugar. ¿Tienes tortillas, champiñones, cebolla y ajo? Yo pido que me lo guisen”, ríe la chef.

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¿Es difícil empezar en la comida limpia cuando se vive en una familia con varios integrantes? Jaris piensa que no: la invitación debe radicar en el ejemplo, en la intención de compartir y no de imponer.

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“Muchos se han acercado a mí con esta preocupación”, sostuvo, “quiero empezar y no puedo, porque mi familia tal… y siempre les digo: sin frustrarnos y sin querer hacer un cambio radical, porque hay veces que tienes muchas cosas en tu contra y hay que trabajarlas una receta a la vez. Tú debes hacerla y dar a probar. Me encanta ponerme de ejemplo y decir que mis recetas están bien ricas, pero, con una receta que hagas y la compartas y la incluyas en el menú -porque se usa que se hace una sola comida para todos- pero si tú tienes las ganas y haces un platillo para agregar y les gusta, posiblemente, vuelvan a hacer esa receta en otra comida y luego vamos a hacer otra: eso tiene mucho qué ver con la invitación pacífica y con el ejemplo”.

Incluso quienes no quieren ser vegetarianos, pueden encontrar alternativas para aumentar la cantidad de vegetales en la mesa.

“Lo que yo estoy tratando de hacer es que, en vez de que este movimiento nos separe como los veganos, los vegetarianos, los carnívoros y los flexibles, sea una unión más pacífica, donde podamos convivir, coexistir y comer en el mismo lugar”, explicó Jaris, “para cambiar a toda la familia, tiene que ser poco a poco y con opciones que sean amigables y familiares”.

Un ejemplo sencillo son los tacos de cualquier cosa.

“Siempre hay tortillas en la mesa y todo lo que puedas poner en medio de una tortilla va a ser muy buena opción para comenzar”, dijo la chef, “es eso: haces una, luego otra y otra y, cuando menos lo pienses, va a haber más vegetales en tu plato que otra cosa. Esto no significa que ya no haya carne, pero sí puedes reducir tu porción y comer más vegetales, porque también es algo que necesitamos como sociedad, como mundo, alimentarnos mejor, porque ya estamos viendo muchas consecuencias. Con eso basta”.

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Ayuda a los necesitados

Jaris también encontró otra forma de impactar a la comunidad. Durante la contingencia y con la invitación de la empresa distribuidora Ts’aak Alimentos, comenzó a participar en la iniciativa Pinta tu Huella, con la que donan alimentos a un albergue para ancianos y a otro para mujeres embarazadas en situación vulnerable: ahora destina una parte de sus ganancias para ayudarles.

“Ha sido una de las cosas más hermosas que me ha pasado como negocio, siempre me ha gustado ayudar, pero ya que empecé como negocio más establecido, como marca, no sabía cómo hacerlo; entonces llegó Germán Tapia, de Ts’aak, y me dijo que él mismo donaba una parte de sus ganancias para comprar más verdura, fruta y llevarla a un albergue. Empieza llevando una caja, dos, luego tres… me sugirió unirme y le dije que por supuesto que sí”.

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El apoyo ha crecido tanto de parte de ambas empresas y de otras personas que se han unido, que ahora son dos los albergues beneficiados en Hermosillo: Alejandrina Camou de Tapia, dedicado a la atención de adultos mayores, y Vifac, para mujeres embarazadas.

“Alegrarte por ayudar te trae muchas cosas: lo que das, recibes. Es una filosofía bien bonita. Empecé a donar y Germán me dijo ¿por qué no me acompañas a entregar las cosas? Y nos emocionamos porque empezó a crecer y, cada vez que llevábamos más cosas, significaba que nos estaba yendo bien. Entonces, ves que, en lo que tú estás dando, está el fruto de tu trabajo, cómo crece cada semana y así empezamos a invitar y a abrir las donaciones para quien quiera aportar”.

Participar en Pinta tu Huella es sencillo: basta con enviar un mensaje vía Instagram a la cuenta del mismo nombre, a la de @jaris.artecocina o a la de @tsaakalimentos. Ahí te indicarán la cuenta bancaria o dirección de entrega de donativos en especie y recibirás la invitación para acompañarles a entregar en los albergues. Lo hacen todos los viernes.

Jaris se siente ella misma en la cocina. Tomar sus utensilios y lo que saca del refrigerador, la mete en un trance. Las mezclas inundan el espacio y ella se dedica a documentarlo todo para compartirlo: jamás se lo queda para ella misma.

Para mí, cocinar es arte, es expresar lo que siento, expresar lo que pienso, proyectar lo que quiero ver y lo que quiero sentir”, concluyó, “es compartir, es unión familiar, es unión de la sociedad y de la comunidad. Necesitamos comer para vivir, entonces, cocinar para vivir es lo máximo que hay para mí, me encanta haber elegido este camino y haberlo descubierto. Y esto es”.

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