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Los artesanos pidieron créditos bancarios para seguir fabricando de nacimientos de Navidad en Puebla

Noviembre y diciembre son los meses en los que se concentra la mayor actividad económica para la micro empresa de artesanos en Santiago Acatlán, Puebla

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PUEBLA, Puebla.- Para sobrevivir a la crisis que ha provocado la pandemia de la Covid-19 los artesanos de Santiago Acatlán, comunidad de Tepeaca famosa por la elaboración de nacimientos, han tenido que recurrir a créditos bancarios, a diversificar su producción y buscar nuevas alternativas de venta.

Los habitantes se niegan a dejar el oficio que ha sido heredado de generación en generación, a pesar de que algunos han tenido que cerrar de forma intermitente sus talleres o tuvieron una baja drástica en sus ventas en el transcurso del año, ya que fijaron su esperanza de recuperación en la temporada decembrina.

La bodega de “Artesanías Lina”, una microempresa con 20 años de tradición en la comunidad, luce semi vacía en plena temporada de venta alta. Su dueño, el señor Alfonso Sánchez González, narró a El Sol de Puebla que el motivo es la falta de recursos que ocasionó la tercera ola de la pandemia.

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“Este año trabajamos al 50 por ciento por no tener dinero para invertir y las consecuencias están ahorita porque no hay suficiente mercancía”, dijo al tiempo de explicar que julio, agosto y septiembre fueron los meses más críticos para su negocio y en los que incluso pensó en cerrar.

“Si pensamos en cerrar o mejor dedicarnos al mármol, pero los conocidos que tengo y se dedican a ese material me decían no, aquí tampoco hay ventas porque el mármol es lujo y ahorita no hay muchos queriendo comprar, mejor sigue en lo tuyo y pues les hice caso”.

El artesano contó que hasta antes de la pandemia daba empleo a 15 personas, sin embargo ahora solo puede seguir pagándole a siete y con ese personal intentó producir la mayor cantidad de artesanías posibles para esta temporada.

En su taller se elaboran de forma artesanal nacimientos de yeso y fibra de vidrio de diversos tamaños, mismos que se venden en estados como México, Oaxaca, Querétaro, Guanajuato y Veracruz.

Noviembre y diciembre son los meses en los que se concentra la mayor actividad económica para su micro empresa, de hecho todo los otros 10 meses del año se dedican a la elaboración de los nacimientos de diversos tamaños y, en menor cantidad, de imágenes religiosas que ayudan a mantener a flote las finanzas.

“Tengo clientes que me compran imágenes religiosas, entonces durante el año cargaré unas 5 mil piezas y eso es lo que más o menos me va ayudando, gracias a eso nos sostenemos”, señaló al tiempo de explicar que para poder mantener al menos la producción de estos artículos tuvo que contratar créditos que ahora le representan una carga financiera.

“Todo ha subido de precio, el material está más caro y ahorita el pago de los créditos es lo que nos tiene atorados, pero pues la intención es regresar a lo que vendíamos y hacíamos antes de la pandemia, nunca había estado así de vacía mi bodega”.

El señor Alfonso consideró que aunque el oficio no se ha extinguido en la comunidad, en los últimos dos años ha habido una baja importante en la producción, lo que ha motivado que muchos busquen incursionar en el manejo del mármol o diversifiquen los productos de yeso para tener ingresos la mayor parte del año.

“Aquí quedarán unos 10 talleres más o menos grandes o fuertes, aunque mucha gente en sus casas tiene sus talleres y ahorita donde quiera puede ver a gente trabajando sus figuras, pero si ha estado crítico mantener el oficio”.

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Al otro extremo de la junta auxiliar, el patio y un par de cuartos de una vivienda alojan el taller “La Santísima Trinidad” de la familia Zavaleta Sánchez, en el que laboran tres mujeres y dos hombres para elaborar nacimientos pequeños y medianos a base de yeso.

Mientras pintaba una docena de ángeles, Emelia Sánchez contó a este diario que en el taller sus padres se encargan de sellar y resanar las piezas, su cuñada de hacerlas con los moldes de látex y su hermano de darles el toque final con pincel. Son tres familias de artesanos las que se sostienen del negocio.

“Ha estado difícil porque no se vende lo que se vendía antes, pero esperamos que este año esté mejor que el pasado, ahorita lo de muertos nos ayudó para poder invertir en lo de navidad y hay mercancía que no vendimos el año pasado y estamos sacándola ahorita”, explicó.

La mujer contó que pese a la crisis que provocó la pandemia no dejaron el negocio al que se ha dedicado casi 18 años y optaron por ofrecer otros productos como las alcancias o recuerdos para bautizos, bodas y 15 años.

“Aquí en el pueblo la mayoría nos dedicamos a las artesanías y gracias a Dios todavía muchos podemos vivir de esto, que si ha estado difícil pero es lo que sabemos hacer, también hay quienes se dedican al mármol pero es un trabajo más pesado”.

Emelia refirió que sus principales clientes son los turistas que llegan a la junta auxiliar, sobre todo los fines de semana, aunque para vender un poco más lleva parte de su producción a municipios cercanos o la capital poblana.

En cada pieza, dijo, los artesanos ganan entre tres o cinco pesos, dependiendo del tamaño y complejidad para hacerla, ya que invierte al menos tres días de trabajo para poder entregar una artesanía de calidad.

“A veces es lo que los clientes no entienden y nos regatean pero no ven que esto lleva tiempo y todo el material ha subido, desde el yeso hasta el periódico o las cajas en las que empacamos la mercancía. Nosotros ganamos lo mínimo, aquí por ejemplo los nacimientos de 10 piezas están desde 150 pesos el más chiquito hasta 550 el más grande, que es un tamaño mediano”.

La junta auxiliar de Santiago Acatlán también es conocida como “cuna de artesanos”, ya que hasta el 80 por ciento de su población se dedica a la elaboración de artesanías a base de yeso blanco.

Hasta el 2019, antes de la pandemia, las autoridades municipales estimaban la existencia de al menos 600 talleres de artesanos en la localidad, en los que cada año se producían hasta 5 millones de piezas relacionadas con los nacimientos o la navidad.

El prestigio de los artesanos es tal que, aunque no exportan formalmente sus productos, estos han llegado al extranjero, porque hay migrantes que hacen sus pedidos o compran las imágenes cuando visitan la localidad.

Mayra Flores | El Sol de Puebla

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