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La Opinión

La Navidad tiene como invitado no deseado a Ómicron, una nueva cepa de Covid-19

En México, Ómicron no le asusta al gobierno todavía o eso dijo el doctor López-Gatell, según porque la nueva sepa no ha demostrado ser muy virulenta

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El mundo todavía no acababa de controlar a la variante Delta del Covid-19, no se lograba poner de acuerdo con el reparto de la vacunas entre los países más pobres y reclamaba de manera airada los pases sanitarios contra el coronavirus, sobre todo en Europa, cuando un balde de agua fría cayó sobre el mundo, se llama Ómicron.

De cara al inicio de las fiestas navideñas, Ómicron se apresuró para golpear la economía mundial, hizo que el petróleo se desplomara 13 por ciento el pasado viernes (negro), ya que los inversionistas temían nuevas restricciones gubernamentales y un crecimiento económico más lento.

El crudo estadounidense terminó el día en un mínimo de dos meses de 68.15 dólares por barril el barril. Fue el peor día para el petróleo desde el 27 de abril de 2020, cuando el Covid-19 se estaba extendiendo rápidamente en Estados Unidos.

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Provocó el desplome de Wall Street el mismo viernes. El índice de referencia Dow Jones tuvo su peor pérdida del año: una caída del 2.53 por ciento desde el cierre del miércoles, antes del feriado de Acción de Gracias. El S&P 500 cayó 2.27 por ciento, mientras que el índice Nasdaq bajó un 2.23 por ciento.

Los índices europeos sufrieron sus peores sesiones en más de un año: París cayó 4.75 por ciento, Londres 3.64 por ciento, Frankfurt 4.15 por ciento y Madrid 4.96 por ciento.
La caída también afectó a los mercados bursátiles asiáticos y latinoamericanos, y a los precios del petróleo, que perdieron más del 10 por ciento.

Naciones de todas las regiones del mundo anunciaron el cierre de sus fronteras a viajeros provenientes del sur de África, tras la detección de una nueva variante potencialmente muy contagiosa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la cepa B.1.1.529 del coronavirus, que denominó ómicron, es una variante “preocupante” al igual que la actualmente dominante Delta y las detectadas anteriormente alfa, beta y gama.

La nueva mutación, notificada por primera vez por Sudáfrica el 24 de noviembre, ya se identificó en Europa, con un caso confirmado en Bélgica, tras ser reportada en Sudáfrica, Botsuana, Hong Kong e Israel.

El presidente estadounidense, Joe Biden afirmó que la nueva variante debe alentar al resto del mundo a donar más vacunas a las naciones más pobres, señalando que Estados Unidos “ya ha donado más vacunas a otros países que todos los demás países juntos” y “es hora” de igualar su “generosidad”.

“Esta pandemia no terminará hasta que tengamos una vacunación a nivel global”, advirtió desde Nantucket, donde pasa las vacaciones de Acción de Gracias, la verdad no le falta razón al mandatario estadounidense, el problema es que no todos piensan como él, esto en varios sentidos.

Por ejemplo, el pide e impulsa un reparto más equitativo de vacunas para frenar la pandemia y tiene una disputa legal para presionar que los trabajadores de gobierno, al menos, estén completamente vacunados, pero en otros países eso no tiene la menor importancia.

En México los confinamientos y la movilidad fue una propuesta opcional y eso nos llevó por muchas semanas a estar en las lista de los primeros tres países con mayor número de muertos debido al coronavirus. En materia de vacunas las autoridades sanitarias sólo a regañadientes aceptaron vacunar a algunos niños y jóvenes, pero eso sí, la campaña de regreso a clases presenciales fue muy intensa.

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Una buena parte de gobiernos en el mundo decidió aplicar una tercera dosis, debido en buena medida a la variante Delta, en nuestro países no se consideró necesario, tampoco se tomó en consideración medidas a futuro, como que todos aquellos con antídotos chinos y rusos no podrán viajar a Estados Unidos, porque esas fórmulas no están reconocidas por la OMS. Pero seguro el criterio fue, pues no se puede todo.

Biden también pidió a los países que renuncien a las protecciones de propiedad intelectual para permitir la fabricación de vacunas en todo el mundo, pero eso implicaría que las farmacéuticas dejarán de ganar sumas millonarias y business to business .

La vacuna del Covid-19 genera 23 mil 100 millones de dólares en ventas a cinco fabricantes (Pfizer, BioNTech, Moderna, Johnson & Johnson –a través de su filial Janssen– y AstraZeneca), todo esto sin contar las ganancias futuras ahora que hay nuevas modalidades como cápsulas y tratamientos para enfrentar el contagio.

Todo parece que el fantasma del confinamiento vuelve asomar la cabeza, eso implica, a querer o no, considerar protocolos de seguridad sanitaria para no tener una nueva ola de contagios que desacelera la economía mundial y local de cada país.

Pero también se necesita que los organismo internacionales no se presenten a los juegos políticos de las potencias mundiales, como en el caso de las vacunas originarias de Rusia y China que no han sido avaladas por la OMS, eso abre una nueva batalla entre los países señalados y Estados Unidos, lo lamentable es que como siempre los más afectados son los ciudadanos, se vuelven rehenes de esas disputas.

En México, Ómicron no le asusta al gobierno todavía o eso dijo el doctor López-Gatell, según porque la nueva sepa no ha demostrado ser muy virulenta, sólo los días y las consecuencias le darán la razón o no, mientras tanto, parece que nuestro país va al revés, el mundo tomando precauciones y nosotros “hay vamos viendo”. O usted ¿qué cree?

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