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Las brujas son la representación del poder y la sabiduría femenina

En la actualidad se vive un resurgimiento del Movimiento de la Diosa y del sagrado femenino

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Foto: Pixabay

Todavía en esta época, en los pueblos se cuentan leyendas de las bolas de fuego que se ven pasar por encima de los montes, de las escalofriantes carcajadas que acompañaban esas visiones, por lo que es inevitable pensar en las brujas.

Las narices puntiagudas, las verrugas y el color verde son un cliché que hasta hace poco se había consolidado en el colectivo imaginario, incluso en personajes “amables”, como la Befana, una tradición italiana similar a la de los Reyes Magos, pero en Italia.

No obstante, la percepción de estos seres que abundan en la tierra, que son ciento por ciento reales y que viven entre nosotros, se tergiversó a partir del cambio del sistema matriarcal al sistema patriarcal, o al menos es lo que piensa Mabel Luna, una bruja que sigue la tendencia del Camino de la Diosa.

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Para ella, la magia y la brujería son 100 por ciento reales, sólo que la mayoría de nosotros no estamos atentos a ella.

Las brujas, relata Mabel, quien cuenta con una licenciatura en Literatura por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, nacieron con la civilización humana. Su tarea siempre ha sido la sanación.

“Las brujas surgen desde el origen de las agrupaciones, sobre todo porque hay una función social, con las brujas como las sanadoras sobre todo. Se encargaban de sanar heridas, de asistir en los partos y fue derivando en ese conocimiento de las plantas, de las hierbas y de todo el entorno natural para ayudar al bienestar de la tribu o del clan”, asegura.

Con el tiempo, las brujas se acercaron al mundo espiritual para sanar “los dolores que no eran de este mundo”, en referencia a cuestiones no tangibles.

Ella se identifica con la Espiritualidad de la Diosa, que está enfocada a la atención y al servicio de la Diosa, entendiéndola como “el sagrado femenino, la energía femenina y lo que ello representa”.

La idea de la madre, dice, es que es nutriente, generosa, gentil, compasiva, pero también tiene la parte de la fiereza para defender al hogar y la familia.

Mabel, quien también tiene una licenciatura en Pedagogía por la Universidad Pedagógica Nacional, relata que una de las propuestas más cercanas que hicieron cambiar la percepción de la bruja en la sociedad es “el cambio cultural que se presentó cuando se pasa del matriarcado, al patriarcado, después de la era neolítica.

En el proceso natural de la evolución se integra el sistema patriarcal. Parte de las consecuencias fue el cambio de la mirada social después de haber honrado a la energía con polaridad femenina y toma el control la energía masculina”, dice.

Aunque ambas energías se complementan, señala, la energía masculina tiende más a la proveeduría, la seguridad, la fuerza y el poder, lo que contrasta con la femenina.

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Subraya que la persecución de las mujeres se debe al empoderamiento y hubo picos en la historia en los que la persecución no paraba hasta la eliminación de las mujeres empoderadas y sabias.

Según el diario español ABC, en Alemania se registraron al menos 25 mil casos de juicios contra mujeres consideradas brujas, mientras que en España se reportaron 300, durante la Edad Media.

Los delitos de las brujas fueron tipificados en Francia en 1580 y constaba de 15 crímenes, entre los que destacaban renegar de Dios, maldecir, blasfemar, hacer culto al diablo y hasta el incesto.

Sin embargo, la mayoría de las brujas no seguían los cánones católicos y se mantuvieron en el paganismo, donde una de las figuras principales era el “Dios Astado”, una representación de la fertilidad en las religiones de origen celta.

Esta figura religiosa era representada por un hombre con los cuernos de un venado, por lo que, dentro del catolicismo era fácilmente confundible con la representación común de Satanás, que constaba de un torso humano con cuernos, pero patas de cabra.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Ginebra, publicado en 2019, entre 1580 y 1640 se condenaron a muerte a 70 mil personas por el delito de brujería, de las cuales, tres de cada cuatro eran mujeres.

De acuerdo con Mabel Luna, el cambio en la percepción de las brujas tiene dos vertientes, aunque ambas coinciden. La década de 1960 estuvo marcada por fuertes movimientos feministas en términos sociales, pero en términos astrológicos ese periodo también estuvo marcado por la Era de Acuario.

La experta, quien cuenta con una tienda de esoterismo en la colonia Del Valle de la capital del país, detalla que la Era de Acuario invita a los humanos a estar en comunión con la naturaleza y con el otro.

En esa época surgió toda la ideología de la paz y el amor, el contacto con la naturaleza, el Festival de Woodstock y esto ocurrió a nivel mundial, indica.

En esa misma época, la televisión de Estados Unidos lanzó dos series relacionadas con las mujeres mágicas: Hechizada y Mi bella genio. También coincidió con el surgimiento de las minifaldas y las píldoras anticonceptivas, elementos que formaron parte del empoderamiento femenino.

“Realmente tiene poco a nivel cultural y específicamente espiritual que ha habido este resurgimiento del Movimiento de la Diosa. Hay un libro en particular que se llama La danza en espiral, escrito por Starhawk, que se considera como la punta de lanza de este resurgimiento del Movimiento de la Diosa y del sagrado femenino en la mirada pública, menos tendenciosa”, menciona la especialista.

Incluso, el significado de la palabra bruja, particularmente en inglés (witch), significa, literalmente mujer sabia, añade.

El origen de la palabra es celta, y para ellos, las brujas sí eran capaces de volar, pero no en el sentido literal, sino que eran capaces de liberarse de sus limitantes para trascender a niveles superiores.

En la Edad Media, asegura Mabel, los círculos de mujeres, conocidos como aquelarres, utilizaban la belladona, una planta que en las cantidades adecuadas puede generar alucinaciones, pero que mal administrada puede resultar mortal, por eso, añade, las brujas “volaban”.

A la par de la imagen, las brujas tienen elementos que siempre las acompañan: la escoba, el sombrero en punta, el caldero, la estrella de cinco picos y hasta gatos o lechuzas, pero todo esto siempre ha tenido un significado particular.

De acuerdo con Mabel Luna, la mayoría de estos elementos están relacionados con la geometría sagrada, o bien, con la alquimia.

La escoba es la combinación de la energía masculina y femenina y también es un elemento que sirve para purificar. El palo representa la parte masculina y la parte de abajo es el complemento femenino, juntos, los dos elementos permiten purificar el entorno”.

Las brujas son mujeres que tienen la mayor parte de su labor en el campo, de ahí el uso del sombrero, pero la característica que lo diferencia de cualquier otro accesorio es que terminan en punta.

Esta característica permite generar “antenas” dentro de la geometría sagrada, lo que les permite canalizar o absorber energía. “Es el mismo principio de la varita mágica”, añade.

La estrella de cinco picos dentro del entorno mágico es la base de muchos amuletos de protección y está asociada a Venus, un planeta regido por la energía femenina.

Por su parte, el caldero, aún sin magia es un símbolo de transformación. Este instrumento es utilizado por igual para hacer comida, como para hacer pociones, dice Mabel.

Los animales también son parte de la imagen tradicional de la bruja, pues es un animal que brinda protección a quien está cerca de él, al tiempo que tienen la posibilidad de ver “entre los velos de los mundos” para acompañar a las brujas en sus rituales. Mario Alavez

Mario Álvarez / El Sol de México

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