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Tiene Puebla el Arca de Noé: Africam Safari

En Valsequillo, la reserva privada de 800 hectáreas de pino y encino permite resguardar cinco mil 726 animales

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Foto: Julio César Martínez

PUEBLA, Puebla. Desde hace casi 59 años, Africam Safari ha revolucionado la unión entre animales y seres humanos, además de catapultarse como pionero en Puebla en manejo y conservación de las especies.

Mientras algunos zoológicos optan por resguardar animales en jaulas que impiden su libertad, este parque de conservación de flora y fauna brinda más de 90 hectáreas para su independencia.

Desde elefantes hasta ranas y ajolotes, este espacio alberga alrededor de cinco mil 726 animales en más de 96 hectáreas que los mantiene aptos para su conservación, investigación y, en algunos casos, para ser reinscritos en su hábitat natural e incluso en el resurgimiento de especies.

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Con 400 animales rescatados del extinto zoológico del Paseo Bravo, Africam inició esta aventura para la familia Camacho, recuerda Frank Carlos Camacho, director general de Africam Safari, quien describe como “un arca de Noé” este lugar que mantiene e investiga animales y plantas de la vida silvestre en peligro de extinción.

 “Nosotros hacemos algo distinto, nos enfocamos en la conservación y en la preservación de especies animales y vegetales en peligro de extinción y lo hacemos con pasión y esfuerzo. No se explotan animales, se salvan, somos la única alternativa (los parques de conservación y santuarios) para estos animales que están en peligro”, afirma.

Ubicado en Valsequillo, Puebla, Africam Safari se encuentra dentro de una reserva privada de 800 hectáreas de pino y encino que permiten la conservación de especies nativas, además de poseer la mayor colección de árboles pertenecientes a la familia de las fagáceas, así como orquídeas terrestres que solo existen en esta zona.

De igual manera, el espacio territorial que abarca este parque de conservación se convirtió en un “oasis para las aves migratorias”, debido a la falta de bosques a nivel estatal, siendo ésta una de las zonas que cuenta con este ecosistema, por lo que algunas aves del norte de América descansan, se alimentan en este espacio y continúan con su ciclo hacia el sur. “Nos encanta ser ese santuario para las aves que buscan refugio, protección y que aquí están muy seguras”.

Camacho explica que, junto con 319 colaboradores, mantienen ese espacio de conservación en donde la intención es mostrar la labor que se realiza con los animales y no someterlos al entretenimiento de las personas.

“Para nosotros es importante conectar el corazón de las personas con el corazón de los animales y esto no se logra nada más con verlos”.

Destaca que algunos de los residentes forman parte de programas de mantenimiento internacional, en donde no son propiedad del parque, pero forman parte de un programa global en donde se busca sostener la genética y demografía para mantenerlas viables en un largo plazo.

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“Creemos que la solución de la conservación de las especies no está en Africam, está en la sociedad, y haciendo esos vínculos emocionales creemos que podemos hacer esas conexiones”.

En este sentido, refiere que el 70 por ciento de las aves no están a la vista de quienes visitan el parque, pues su fin es investigarlas y conservarlas, proceso que es respaldado bajo certificaciones a nivel global.

El año pasado, detalla, más de mil 300 ranas (consideradas en peligro de extinción) fueron liberadas y reintroducidas en su hábitat; al igual que 750 mil mariposas monarcas navidad liberadas cada año, así como el alumbramiento de 8 elefantes africanos.

Desde un intercambio para su reproducción hasta especies decomisadas por autoridades federales, es cómo llegan nuevas especies a este espacio.

Rinocerontes blancos y negros o monos arañas, son algunas especies en peligro de extinción que han llegado a este nuevo espacio para su resguardo y, en algunos casos, para su reproducción.

A través de diversas herramientas de programación se determina el mejor lugar para que estos animales puedan reproducirse.

Mientras que las especies entregadas por autoridades nacionales como la Guardia Nacional (GN), Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) son rehabilitadas e introducidas en programas de conversación.

“No se comercializan, los zoológicos intercambiamos y donamos animales frecuentemente entre instituciones para completar parejas, renovar sangre, y es de la manera que trabajamos en conjunto para la conservación de especies”, explica Frank Carlos Camacho.

Incluso ha recibido especies desde Brasil, debido a que son animales amenazadas, de las cuales desconocen cómo reproducirlos bajo cuidado humano.

Las recibimos, reproducimos, desarrollamos los protocolos y devolvemos a las autoridades del país de donde son, para que sean reintegradas a sus espacios y además tengan la tecnología para reproducirlos”.

Asimismo, el director de Africam Safari reconoce que, debido a la crisis sanitaria por el Covid-19, se paralizaron proyectos con miras al 2022 y 2023, pues los recursos destinados para nuevas acciones dentro del parque fueron priorizados a las especies, pues subrayó que la calidad de vida de los animales se mantuvo igual.

Frank Camacho hace un llamado a la ciudadanía a no fomentar ni tolerar el tráfico de fauna silvestre. “El tener una guacamaya, un loro mexicano es ilegal, está penado, grandes multas, tiempo en prisión. Culturalmente los mexicanos hemos visto que es normal tener fauna silvestre en casa, no lo es más, no se justifica de ninguna manera, estamos haciendo un daño terrible a esas especies”.

En México, traficar, capturar, poseer introducir o extraer del país especies silvestres tiene una sanción que ronda de uno a nueve años de prisión y el equivalente de trescientos a tres mil días de multa y si se agravante la pena adicional hasta de tres años más de prisión y hasta mil días de multa adicionales.

Victoria Ventura | El Sol de Puebla

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