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Seguridad

La crisis de la biodiversidad es la tragedia mexicana silenciosa

Junto con el cambio climático, que es la otra gran amenaza ambiental, México tiene menos de 10 años para actuar con decisión, compromiso y contundencia para evitar el colapso ambiental

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Foto: Cuartoscuro

Los mexicanos entendemos muy poco sobre los beneficios que en nuestra vida diaria tiene la biodiversidad. Actualmente, casi 80 por ciento de la población es urbana, lo que la ha alejado del contacto con el campo y la naturaleza.

Irónicamente, a los mexicanos les encanta disfrutar en sus viajes de placer y descanso, de las bellezas y espectáculos naturales del país, pero dan por sentado que alguien, generalmente el gobierno, los está cuidando y asegurando su preservación.

No obstante, el gobierno en general ha visualizado como no prioritario ni urgente la preservación de la llamada “biodiversidad”, un elemento que no vota, no hace marchas, plantones ni protestas y no se queja, y por tanto, es prescindible, “destruible” y puede dejarse en el último lugar de las prioridades.

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La biodiversidad es, en realidad, el salvoconducto para nuestro futuro. Los científicos han demostrado con todo tipo de análisis y estudios, que sin las cadenas de relaciones que hay entre los seres vivos que pueblan los ecosistemas nativos de este planeta, no habría muchos de los llamados “servicios ambientales” que hacen posible nuestra existencia.

Sin biodiversidad no habría aire respirable, no habría agua dulce para beber, no habría captura de carbono atmosférico, no habría suelo fértil para cultivar nuestros alimentos ni habría agricultura posible, entre muchos otros beneficios indirectos que provienen de la existencia de estas incontables relaciones que han evolucionado por millones de años entre los seres vivos de todo tipo, desde virus y bacterias, hasta ballenas y árboles gigantescos.

Tampoco tendríamos los miles y miles de beneficios directos que a diario podemos gozar, desde medicinas contra todo tipo de afecciones a nuestra salud, hasta materiales y sustancias de variedad interminable que a diario utilizamos en nuestro consumo de cosas necesarias e innecesarias.

Es inconcebible que algo tan valioso e indispensable como la biodiversidad, esté siendo tratado como algo prescindible, pero la realidad es que así es.

La crisis de la biodiversidad, a diferencia del cambio climático (la otra gran amenaza ambiental), es una tragedia silenciosa que pasa desapercibida: cuando una especie desaparece, no se percibe ningún cambio, de hecho las especies llevan siglos extinguiéndose a causa de las actividades humanas y aparentemente no ha habido efectos negativos de esas extinciones, esa es la lectura popular y lo que hace percibir a la extinción de una especie más como un suceso “triste” pero no como un evento dañino.

La realidad es muy diferente. Los científicos estiman que hoy en día se extinguen ¡tres especies cada hora! Todas las extinciones actuales se originan en actividades humanas (destrucción de ecosistemas, sobreexplotación, contaminación, persecución directa, etc.).

Lo que estamos provocando es un nuevo evento masivo de extinciones que, a diferencia de los que acontecieron en el pasado de la Tierra, amenazan con colapsar procesos ecológicos indispensables para mantener las condiciones mínimas para que muchas especies, incluida la humana, puedan sobrevivir.

Debido a que 75 por ciento de los cultivos son polinizados por insectos, murciélagos, aves y roedores, los científicos y ambientalistas estiman que deberíamos recuperar, conectar proteger y preservar en estado silvestre, al menos 30 por ciento de la superficie de los continentes, para asegurar que ahí subsista al menos 90 por ciento de la biodiversidad planetaria y que al mismo tiempo logremos capturar suficiente carbón atmosférico para impedir niveles catastróficos en el calentamiento global.

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Pero prácticamente ningún país está tomándose en serio este llamado urgente y señal de alerta y, para nuestra desgracia, México es el que menos seriedad y atención le pone a este asunto.

La ONU estimó en 2019 que, de las poco más de dos millones de especies que la ciencia ha descrito en nuestro planeta, alrededor de un millón (la mitad) ya se encuentran en peligro de extinción, y el país que encabeza la lista con mayor cantidad de especies en esta categoría, ¡es México!

Seguimos recortando el presupuesto ambiental que debería estar creciendo para fortalecer nuestra capacidad de recuperar y mantener nuestra, alguna vez, privilegiada biodiversidad (una de las cinco más ricas del planeta).

Hoy, México destina poco más de 1.50 (un peso con cincuenta centavos) por hectárea para el manejo y protección de las llamadas Áreas Naturales Protegidas que administra la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Esta insuficiencia de presupuesto (España dedica casi 10 veces más a este propósito; Estados Unidos 100 veces más), hace que todos los factores que están acabando con nuestra biodiversidad, se sigan incrementando y extendiendo aún dentro del territorio de estas supuestas áreas “protegidas”.

Se dice que tenemos menos de 10 años para actuar con decisión, compromiso y contundencia para evitar el colapso ambiental que hará irreversible el proceso tan acelerado de extinciones y pérdida de biodiversidad.

Es muy probable que todos los políticos que irresponsablemente hoy prefieren diferir su atención a este problema, y sus hijos, estarán vivos cuando se cumpla este plazo, pero, para entonces, ya no habrá solución posible y habremos condenado a las futuras generaciones a la peor crisis de supervivencia que ni en las más aterradoras novelas podemos imaginar.

Óscar Moctezuma O | Director fundador de Naturalia, AC / El Sol de México

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