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El Extranjero

Por redes sociales se alienta a los haitianos a emigrar a Estados Unidos

Acuña y Del Río, Texas, fueron testigos de cómo miles de haitianos atravesaron 11 países, movidos por una invitación vía Facebook y WhatsApp en la que les ofrecían transporte

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Foto: Arturo Salazar

ACUÑA, Coahuila.- El 17 de septiembre de 2021 quedará grabado en la memoria de los habitantes de Acuña, Coahuila. De la noche a la mañana casi 20 mil migrantes llegaron a la ciudad y de a poco se fueron apoderando de las calles, con el anhelo de cruzar el río Bravo para llegar a Del Río, Texas, Estados Unidos.

La vida en Haití cada día se  torna imposible y cualquier esperanza de progresar alentó a esos miles de habitantes a escapar desde hace tres meses, sin importarles la travesía de abusos y obstáculos que afrontaron y aún viven.

Una invitación masiva que recibieron los haitianos a través de redes sociales, en la que se les prometía transporte gratuito para llegar a Estados Unidos, los hizo soñar.

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Estados Unidos, ese país donde todos quieren cumplir el “Sueño Americano”, donde la ilusión de vivir mejor los atrajo como imán, sumado al anuncio del presidente Joe Biden, quien al inicio de 2021 dio a conocer su ambiciosa reforma migratoria, que busca la creación de “canales legales y seguros” para los solicitantes de asilo y refugiados.

Así fue que los miles de migrantes atravesaron once países para llegar a México: Bolivia, Perú, Ecuador, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Chile, Colombia y Panamá, siendo estos últimos tres lugares, y Brasil, desde donde otros tantos ahí radicados tomaron a sus familias y emprendieron el viaje con destino a la nación de las barras y las estrellas.

Ataques de animales ponzoñosos que ocasionaron muertes inmediatas, el cruce de pantanos y selvas con climas extremos, así como también abusos por parte de los habitantes de distintos países, vivieron los migrantes en su travesía; Colombia y Panamá fueron los países más complicados de atravesar.

A su llegada a Acuña, los migrantes sólo tenían el objetivo de cruzar el río Bravo para pisar suelo “gringo” y solicitar asilo, porque aseguran que Biden anunció que la “frontera se abriría”. Pero al cruzar las aguas los recibió una realidad distinta a la que imaginaban.

“Venimos con la ilusión de hacer una vida nueva, pero creo que sólo fue una trampa, porque ahora nos quieren deportar y no toman en cuenta todo el trabajo que hicimos para llegar acá. Nosotros no vamos a robarle a nadie, sólo queremos una oportunidad para darles una vida mejor a nuestros hijos. Dejé a los míos en mi país. Hace 10 años salí de allá, he estado en diferentes lugares (países), trabajando y juntando dinero para venir acá”, expresó a quien llamamos “Lady”, una haitiana de 39 años que en apariencia se ve más joven y quien es reconocida entre la caravana como la “Mujer valiente”. No quiso dar su nombre, ni sus datos generales, porque teme que eso le afecte en el proceso de asilo.

“Lady” diariamente cruza el río para llevar agua y comida a quienes ya no tienen dinero para comprar. Dice que tratan de comer pollo, arroz, verduras, plátanos y mucha agua, lo más saludable posible. Y agrega: “Luego la gente dice que tenemos enfermedades, pero no es cierto”.

Las autoridades mexicanas dejaron entrever que el crimen organizado estaba detrás de esta movilización nunca antes vista en México. Y es que las más llamativas se registraron hace un par de años, pero no fueron mayores a 3 o 4 mil personas, pero el arribo de los 20 mil migrantes a Acuña es todo un suceso que sigue con preguntas sin respuestas.

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Al ser cuestionados, los haitianos aseguraron que la tecnología tuvo mucho que ver, pues mediante una invitación que se dio a través de mensajes de WhatsApp y Facebook les proporcionaron transporte gratuito que pasaba cuando menos por 11 países, incluido México, donde al menos se tienen que atravesar tres aduanas críticas a lo largo de la ruta que comienza en Tapachula, Chiapas y concluye en las fronteras de diferentes estados con Estados Unidos.

Esa invitación a través de redes sociales movió a todo un pueblo que a su llegada a México vio en Acuña, Coahuila, el lugar idóneo para llegar al vecino país.

“La tierra de la amistad”, con referencia a Coahuila, de pronto se convirtió en el paraíso de los comerciantes mercenarios que vieron en los migrantes una mina de oro, porque llegaron cargados de dólares para alcanzar su objetivo.

Los haitianos llevaban consigo tarjetas de débito y dinero en efectivo. Incluso, se llegó a decir entre los acuñenses y los propios haitianos que traían un patrocinio masivo. Y así lo reportaron las casas de cambio en la ciudad: a diario se cambiaban entre mil dólares y dos mil dólares promedio por persona.

Acuña tiene un Parque Ecológico llamado “Braulio Fernández Aguirre”, el cual se conecta fácilmente con Del Río, Texas. No es difícil cruzar por ahí. De hecho, en una época normal, muchos indocumentados usan este paraje para llegar fácilmente a Estados Unidos aprovechando que, en el día, la altura del caudal no es mayor a 50 centímetros. Eso sí, de noche es peligroso porque abren la cortina de la Presa Binacional La Amistad, lo que aumenta el caudal y la fuerza de la corriente.

Con el apoyo de un “coyote” es más fácil moverse. Estos ayudan a llegar a lugares seguros del otro lado del río, donde regularmente son recogidos por familiares. Del Río llegó a tener hasta 16 mil personas concentradas debajo del puente internacional y se estima que las otras cuatro mil estaban dispersas en hoteles, cuartos de renta y casas de Acuña, mientras se esclarecía el panorama de sus connacionales.

El Gobierno estadounidense, al enterarse de la presencia de los miles de haitianos, mandó a colocar cuando menos 400 patrullas sobre la ribera del Bravo para evitar que se internaran más al país. Durante el viernes 17, sábado 18 y domingo 19 se procesaron mil ochocientas personas sacadas en aviones y camiones a otros centros de atención para procesarlos legalmente en el país. Hubo pocas deportaciones en los primeros días.

Durante el viernes 17, sábado 18, domingo 19 y lunes 20 de septiembre, los migrantes cruzaban diario a Acuña para comprar agua y comida. Los taxistas, que normalmente cobran 35 pesos por viaje a cualquier punto de la ciudad, dieron un giro a sus tarifas alcanzando hasta los 200 pesos por persona en trayectos no mayores a un kilómetro. Mientras que autoridades policiales los detenían para quitarles el dinero y enseguida los transportaban al parque Braulio Fernández para que regresaran a Del Río.

Pero no todos pasaron episodios negativos. Hubo otros migrantes bien vestidos, con cadenas de oro y celulares de última generación, que durmieron en hoteles de la ciudad. Algunos otros compartieron el pan y la sal en restaurantes donde se dice que sirven los cortes más exclusivos del norte del país. Ahí estaban los líderes encargados de dirigir a grupos importantes para que llegaran a suelo norteamericano.

Para el martes 21, al estar en “el ojo del huracán”, ya no se permitió la entrada a ningún tipo de vendedor al parque. Además, comenzaron a llegar grupos religiosos y organizaciones no gubernamentales para llevar ropa, alimentos, zapatos, agua, juguetes y todo tipo de cosas.

El INM envió a Chiapas, por avión, a 120 migrantes originarios de Haití que formaron parte de las caravanas que llegaron a Acuña, Coahuila, en la frontera con Del Río, Texas. Fueron asegurados entre la tarde y noche de un lunes 20 y al día siguiente, alrededor de las 6:30 horas, los trasladaron en autobús al aeropuerto de Piedras Negras.

La mayor detención se dio en la Central Camionera, entre las calles de Matamoros y Melchor Ocampo, donde los migrantes pretendían viajar a Monterrey. Enseguida, elementos del INM informaron que los haitianos viajarían a Chiapas para poder seguir sus trámites en búsqueda de ingresar a Estados Unidos o permanecer en territorio mexicano con un permiso que les permita una estancia legal en el país.

Si la situación era complicada, hay otro factor a tomar en cuenta: las enfermedades. Según el alemán Christoph Jankhöfer, coordinador del Proyecto Migrantes de la Asociación Médicos sin Fronteras, en las atenciones que dieron a los haitianos se detectaron problemas de salud mental, derivado de las situaciones traumáticas que han venido viviendo desde que estaban en su país.

Violencia sexual, siete mujeres embarazadas, enfermedades respiratorias y digestivas, son solo algunos casos dados a conocer: “Algunos de ellos no pueden regresar a su país por las amenazas de muerte. Se quedaron sin medios para sobrevivir. En Haití se ha agravado la situación: En el 2010 un terremoto los sacudió. Luego llegó el cólera, el control de los grupos armados en muchas zonas del país, Y, por si fuera poco, su presidente fue asesinado dejándolos indefensos y a la deriva”, contó un inmigrante.

Tras la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos al Ayuntamiento de Acuña de dar condiciones dignas a los migrantes y el convencimiento del Instituto Nacional de Migración, 238 migrantes que aún estaban en el Parque Ecológico Braulio Fernández fueron movilizados al “Salón Fandango”, un centro de fiestas con capacidad para mil personas.

Con esto, se reabrió el puente internacional de Acuña el cual tenía casi siete días cerrado y que ya había provocado pérdidas millonarias para el comercio acuñense.

Ahí se pusieron carpas y baños. Al principio los migrantes mostraron desconfianza, pero después vieron que la propuesta era seria. Había personal médico de organizaciones no gubernamentales y religiosas, y se les permitía el libre tránsito, con horarios restringidos. Aunque no está de más recordar que en el operativo realizado un día anterior a las 6 de la mañana, gran parte huyó al monte y otros regresaron a Del Río para buscar ser procesados y recibir el tan anhelado asilo migratorio en los Estados Unidos.

Los 238 migrantes albergados en Acuña están a la espera de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les permita regularizar su estancia.

Se conoce que de los 14 mil haitianos que acamparon en Del Río, Texas, tres mil fueron recibidos por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos y concretaron su solicitud de asilo en ese país, mientras que los restantes 11 mil fueron repatriados a su país de origen.

Por su parte, salvo los 238 migrantes que esperan poder permanecer en México, los otros 5 mil 762 fueron enviados en mayor medida a Guatemala; sin embargo, una importante cantidad de niños y niñas nacidos en Chile, Brasil, Panamá y Colombia fueron repatriados, es decir, fueron separados de sus padres y madres debido a que su pasaporte es de esos países y no de Haití, motivo por el cual están al cuidado, en teoría, de autoridades locales de esas Naciones.

Marcela Delgado González | El Sol de La Laguna

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