El Extranjero
Ecoanarquistas cuidan los bosques alemanes de las empresas que se quieren expandir
Las fuerzas especiales y la policía desalojaron y destruyeron sistemáticamente las casas en los árboles y arrestaron a activistas
El bosque de Hambacher, en Alemania, es el hogar de un grupo de ecoanarquistas que lucha contra la segunda compañía eléctrica más grande del país, llamada RWE. Entre los árboles de Colonia y Aachen se susurran secretos, las comunicaciones se cifran, las reuniones se organizan al anochecer y las barricadas se construyen y destruyen constantemente en cada punto de entrada. Aquí siempre se siente como si el apocalipsis estuviera a punto de ocurrir.
Hay personas que viven en este bosque, son decenas, quizá un centenar, no se sabe con exactitud. Pero estas personas están esperando la llegada del inevitable Día X, cuando serán desalojados de sus casas en los árboles, las mismas que anteriormente han sido destruidas por la policía, y que esperan que sean lo último del bosque que será talado para siempre.
La amenaza de expansión de la mina de lignito vecina se acerca a medida que se talan más y más árboles cada año. La ocupación es un reflejo de un conflicto político y ambiental en curso más grande sobre el carbón marrón en el país.
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Mientras genera 35 por ciento de su energía a partir de recursos renovables y planea eliminar la energía nuclear para 2022, Alemania aún deforesta los bosques para extraer lignito.
Aunque aún no hay una gran escena de batalla aquí, sólo el lento tedio de una lucha constante, las casas en los árboles se construyen y desalojan cada pocos meses. La gente va y viene, entre arrestos y enfrentamientos, en espera de lo peor.
El 13 de septiembre de 2018 fue el día que los ecoanarquistas denominaron Día X, cuando la policía inició un desalojo masivo de la zona, en lo que se estima que es una de las operaciones policiales más grandes y largas de North Rhine Westphalia.
Las fuerzas especiales y la policía desalojaron y destruyeron sistemáticamente las casas en los árboles y arrestaron a activistas durante cinco días, antes de que un periodista muriera accidentalmente, deteniendo el proceso temporalmente. El área fue marcada como zona de peligro, lo que restringió los derechos de los ocupantes e impidió que los civiles ingresaran al bosque.
Al final del desalojo, los activistas ya planeaban reconstruir la ocupación y seguir resistiendo, pero el futuro de Hambacher es preocupante. El Día X probablemente llegará eventualmente.
Ya solo queda 10 por ciento del recurso natural de 12 mil años de antigüedad que alguna vez fue. Al igual que el resto de nuestro planeta, camina por un precipicio crítico.
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“En una luz que ya se está yendo” es más la historia de la frustración que sentimos cuando miramos el estado del mundo que nos rodea, cuando no es suficiente compartir un enlace de Facebook o estar en la calle con un cartel de protesta… ¿Qué más tenemos, si no nuestra necesidad de seguir luchando ante el fin del mundo? ¿Y por qué debemos esperar a que actúe el fin del mundo? Dice uno de estos ecoanarquistas.
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