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Gimnasio Jordán es la fábrica de pugilistas

El “Púas” Olivares y “Pipino” Cuevas iniciaron sus carreras en el mítico gimnasio de Arcos de Belén, que después dio paso a otros centros de entrenamiento

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Foto: Hemeroteca "Mario Vázquez Raña"

El “Chango” Casanova, “Kid Azteca”, el “Toluco” López, el “Ratón” Macías, el “Huitlacoche” Medel, Vicente Saldívar, el “Púas” Olivares, Rafael Herrera, “Chucho” Castillo, Ricardo Arredondo, Carlos Zárate, Alfonso Zamora, “Pipino” Cuevas y muchos otros peleadores estelares en las veladas de la capital y de las distintas plazas de provincia se daban cita en un gimnasio Jordan, sobre Arcos de Belén, a unos pasos de Salto del Agua, en el entonces Distrito Federal.

Este gimnasio es más famoso del boxeo nacional. Las estrellas que ahí se preparaban para sus combates provocaban la congregación de aficionados deseosos por presenciar sus vistosas sesiones cotidianas de guanteo.

En esas rutinas se llegaron a observar verdaderos “tiros” porque los púgiles se ayudaban a boxear unos a otros.

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Arturo “Cuyo” Hernández, el más grande manager mexicano de todos los tiempos, tenía el mejor equipo de entrenadores, encabezado por Manuel “Chilero” Carrillo, Jorge Ugalde, el “Traca” Hernández y “Tony” Torres.

Así, coronó invicto campeón mundial gallo a Rubén “Púas” Olivares, y preparó la entronización como monarcas imbatidos de esa misma división al “Cañas” Zárate y al subcampeón olímpico Alfonso Zamora, aunque estos últimos salieron hacia sus conquistas desde el ring del gimnasio Atlas, en la colonia Guerrero. El Jordán ya había pasado a mejor vida.

Era cosa común que los aficionados llenaran las instalaciones del gimnasio Jordán, ávidos de observar en acción a sus boxeadores favoritos. Existen imágenes que comprueban que la gente que pagaba por entrar se subía a cualquier tarima o parte alta con tal de no perder detalle de las intensas sesiones de sparring.

El periodista y exboxeador amateur Ángel Peña evoca con marcado ánimo las jornadas en que él cruzaba guantes en el ring “con varios de los chavos nuevos”. Ángel llegó a pelear con Alfonso Zamora en los Guantes de Oro.

Comenta también que el “Cuyo” Hernández tenía en exclusividad el segundo piso de la construcción en Arcos de Belén.

Otros renombrados manejadores de aquella época se repartían el amplio espacio de la planta baja. En el primer piso estaban las regaderas y los vestidores.

“Ricardo Arredondo entrenaba abajo, con Ernesto Gallardo. Arredondo subía a boxear con el “Púas” Olivares y los fans gozaban viéndolos darse unas buenas madrizas. Era un gran ambiente en ese tiempo”, recordó Ángel Peña con tono festivo.

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Un flash de memoria le trae los nombres de “Lupe” Pintor, Alfredo “Mongol” Ortiz, Genaro Gaytán, “Ray” Vega, el “Torito” Mota y Enrique Peñaranda (boliviano). Don Víctor Cota agregó a los hermanos Roque y “Cheto” Fernández, “de bravura sin límites”.

El “Cuyo” también entrenó al legendario Luis “Kid Azteca” Villanueva y a los ídolos Rodolfo “Chango” Casanova y José “Toluco” López en el mismo espacio cercano a Salto del Agua, en la Ciudad de México.

La duela del Jordán sirvió para el crecimiento de ese zurdo legendario que era el tepiteño José “Huitlacoche” Medel y cobijó a campeones del mundo de aquellos días o venideros, como Romeo “Lacandón” Anaya, Erubey “Chango” Carmona, Pedro Flores, Rodolfo Martínez, Marcos Villasana, Gabriel Bernal y Amado “Panterita” Ursúa.

Asimismo, se forjaron los monarcas nacionales Edel Ojeda (ingeniero egresado del IPN), Luis Castillo, Nicolás “Chintololo” Morán, Tomás “Conscripto” López, Fernando Sotelo, José Jiménez y Enrique García, y también ahí se hizo profesional el campeón olímpico Antonio Roldán.

Ángel Peña detalló que en la planta baja estaban otros managers de fama internacional como “Lupe” Sánchez, “Lupe” Serrano, Manuel “Tío” Canseco, Carlos Arenas, “Chucho” Cuate, “Tony” Rocha, “Pepe” Hernández, Adolfo “Negro” Pérez, Andrés Herrera, Juan Peláez, Ernesto Gallardo y Cristóbal Rosas.

Pero no sólo las grandes estrellas del boxeo mexicano se daban cita en el Jordán; el historiador Víctor Cota comenta que Javier Solís, el rey del bolero ranchero, acostumbraba visitar el gimnasio Jordán “para platicar con sus amigos boxeadores”, ya que se sabe que practicó el pugilismo antes de alcanzar la fama como cantante y actor.

Incluso, una de sus actuaciones principales fue en la película Campeón de Barrio, de 1964, en la cual encarna a un boxeador.

A mediados de los años 70, el terreno en que se encontraba asentado el Jordán cedió el paso a un moderno edificio. Los grandes managers que ahí trabajaban se desperdigaron por distintas salas de entrenamiento, de las que la mayoría desaparecería con el tiempo.

Todos ellos, al igual que el “Cuyo” Hernández y Lázaro Ayala, se vieron obligados a acomodarse en otros gimnasios, como el Atlas, de la colonia Guerrero, y los de los Baños Avenida y los Baños Margarita, en la colonia Doctores, que se transformaron en un conjunto habitacional.

El “Cuyo” fabricaba guantes y equipo de boxeo de las marcas Casanova y Hernández. Tenía una tienda, junto al Jordán, misma con la que se mudó al gimnasio Atlas.

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En el gimnasio Avenida, que estaba en Niño Perdido (hoy Eje Central), derrocharon energía verdaderas figuras –algunas arribaron desde el Jordán–, como “Memo” Díez, José Ángel “Mantequilla” Nápoles, Ultiminio Ramos, los hermanos Ricardo, Roberto y René Arredondo, Octavio “Famoso” Gómez, Tarcisio “Famosito” Gómez, y el “Didí” Muciño.

En ese centro boxístico de Niño Perdido podía encontrarse a “hombres de la toalla”, como “Kid Rapidez”, Andrés Herrera, “Pancho” Rosales, el “Tío” Jiménez o Leonardo “Güero” García.

Con la migración de los managers y entrenadores por la demolición del Jordán, floreció el gimnasio Margarita, en Dr. Arce, frente al Mercado Hidalgo.

En el Margarita, “Lupe” Sánchez, Manuel “Tío” Canseco, Justo “Manzanita” Sánchez y Juan Gutiérrez continuaron con el adiestramiento de personajes como “Pipino” Cuevas, Rodolfo Martínez, José Palacios y Humberto “Chiquita” González. Este último muy pronto se convirtió en uno de los más carismáticos en ese selecto grupo.

“Pipino” rememoró haber comenzado su carrera junto al manejador Gilberto Salas en el gimnasio Gloria, muy cerca de Tepito. En el Gloria, igualmente entrenaban Lorenzo “Halimí” Gutiérrez, “Panchito” Gómez, Raymundo Cardozo, el “Plátano” Salas y el monarca nacional ligero Leoncio Ortiz, entre otros.

Salvador Sánchez, cuyo despunte inicial fue con Agustín Palacios como maestro, salió del Margarita a conquistar el título mundial pluma, ya con Cristóbal Rosas en su esquina.

Entre los gimnasios idos, es imposible dejar de mencionar al Ibero Metropolitano V, adonde llegaban a entrenar JC Chávez y José Luis Ramírez con su manager, Ramón “Zurdo” Félix, para ser auxiliados por Ángel Fuentes Petatán.

Entre los que rebasan el medio siglo de existencia y que se mantienen activos, aparte del Atlas (esquina de Camelia y Zarco), están los de los Baños Lupita, frente al Mercado Becerra, en Tacubaya, y de los Baños Granada y del Deportivo Pino Suárez, ambos en Iztacalco. En este último se inició Marco Antonio Barrera, con el fallecido mentor “Rudy” Pérez.

El Nuevo Jordán, en la calle Buen Tono, a la vuelta del Metro Salto del Agua, se convirtió en el favorito de muchos distinguidos boxeadores, especialmente desde las décadas de los 80 y los 90.

Entre sus inquilinos estaba Julio César Chávez, cuando ya era monarca mundial, y Ana María “Guerrera” Torres. En febrero de 2008 se presentó a entrenar ahí, en forma incógnita, el famoso cantante Bob Dylan, por una sola vez, para boxear un round con cada uno de sus tres acompañantes, según relataba el coach Rodolfo “Güerco” Rodríguez.

José Luis Camarillo | ESTO

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