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Trafican maderas mexicanas hasta China

Tras un monitoreo de águilas neotropicales entre las reservas de Chan Kin y Yaxchilán, Chiapas, donde tenían un punto de muestreo, un pequeño grupo de expedicionistas hallaron amontonados, a orillas del río Usumacinta, al menos 150 troncos de caoba y otras maderas finas.

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Tras un monitoreo de águilas neotropicales entre las reservas de Chan Kin y Yaxchilán, Chiapas, donde tenían un punto de muestreo, un pequeño grupo de expedicionistas hallaron amontonados, a orillas del río Usumacinta, al menos 150 troncos de caoba y otras maderas finas.

Más de una docena de hombres armados con escopetas resguardaban la madera que disponían a cruzarla durante la noche por la frontera rumbo a la capital de Guatemala.

Al darse cuenta de esa situación, el expedicionista Alan Monroy y sus cuatro compañeros hicieron la pantomima de que venían acompañados de refuerzos. Los sujetos de nacionalidad guatemalteca creyeron que era verdad y corrieron para no ser detenidos por traficar madera.

Eso fue en 2016, cuando las autoridades decomisaron los troncos y los utilizaron para construir las bancas del salón de usos múltiples de una comunidad cercana.

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México se convertió en un punto de extracción ilegal de madera para su tráfico a países como China y también como un centro de triangulación para el lavado de madera importada, proveniente de la región del Amazonas y cuyo destino es Estados Unidos.

Al menos en las aduanas de Michoacán, Colima, Tamaulipas y Yucatán, se aseguraron 30 mil 748.52 metros cúbicos de maderas, entre las que destacan cedro, cocobolo, pino, granadillo y lupuna, entre otras.

Lo mismo que ocho mil 915 piezas y 226 mil 640 kilogramos de diversas maderas tropicales, de diciembre de 2006 a diciembre de 2018, de acuerdo con datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT) vía transparencia.

El tráfico y lavado de madera se da por el poco o nulo control que existe en las aduanas mexicanas. En los embarques sólo se acreditan por medio de facturas, pero no se les exige una documentación para la verificación del origen legal y la revisión de las especies maderables. Y esta triangulación permite evadir restricciones comerciales y legales.

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“En cuanto a la importación de maderas tropicales, México se ha convertido en un destino de madera tropical ilegal de la Amazonia y a la vez también en una lavandería, podríamos decir, de madera ilegal, posiblemente de Colombia, Perú, venezolana o brasileña y que va con dirección a Estados Unidos”, explicó Gonzalo Chapela, coordinador de políticas públicas de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red Mocaf).

El también profesor de la Universidad Autónoma de Chapingo dijo que a los importadores y a los traficantes de madera en México solamente se les exige la factura de importación, y en ese momento la madera se convierte en legal.

Arturo García Aguirre, coordinador del colectivo MEF Bosques, pues en el país se han documentado casos de madera particularmente chilena, que llegan sin los debidos permisos a México, además que de esto genera problemas sanitarios al entrar plagas que amenazan los bosques nacionales.

Los especialistas consideran que tendría que haber un acuerdo del SAT y la Profepa para cotejar las facturas que emiten las madererías con el reporte de documentación de la entrada de madera a los establecimientos.

Otro de los problemas, es también la nula revisión de las remisiones de carga y descarga de maderas mientras se transportan por carreteras, pues tampoco se acreditan y revisan que los permisos sean legales.

Control para inhibir el lavado de madera

Para detener el lavado de madera de importación se debe hacer desde su origen, con acuerdos internacionales con los países involucrados. En tanto en el mercado nacional, deben de generarse controles de materias, facturas, verificaciones y auditorías a las madereras y aserraderos del país, expuso Gonzalo Chapela.

“Tienen que hacer un trabajo conjunto el SAT, Profepa, Semarnat y la Cancillería para un procedimiento de reconocimiento mutuo de documentación, de tal manera que se exija en las importaciones la documentación legal de procedencia del país de origen de la madera, porque hasta ahora no se pide nada de eso”, acotó.

Respecto a lo nacional, indicó que con los aserraderos y madereras no hay regulación, por lo que se debe trabajar en el tema tributario y llevar una contabilidad, un libro de registro de entradas y salidas, “de tal manera que sean objetos de visitas, de verificaciones y que puedan ser auditables sus movimientos de madera ”.

Sergio Madrid, director ejecutivo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), aseveró que la mejor estrategia para reducir el tráfico ilegal no es persiguiendo a la gente, a las comunidades que están cortando los palos.

Es hacer auditoría a las madererías, es aplicar clausuras, multas fuertes cuando se demuestre que están comprando madera ilegal. Es como se pueden enfrentar”, puntualizó.

Por Andrés M. Estrada

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