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Seguridad

Los submarinos son un medio eficiente para transportar cocaína: Juan Carlos Ramírez Abadía “Chupeta” (XVIII)

“Lo vi a los submarinos como un método eficiente para transportar cocaína a través del océano Pacífico, debido a las incautaciones que habíamos tenido con los barcos de pesca”, dice Juan Carlos Ramírez Abadía, alías Chupeta

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Juan Carlos Ramírez Abadía señala que tenían una oficina para contratar sicarios en Estados Unidos. Foto: Max Núñez.

Juan Carlos Ramírez Abadía tenía aproximadamente 44 años cuando fue arrestado. Pudo convertirse en teniente de las Fuerzas Armadas de Colombia, pero no lo hizo. También tuvo las ganas de convertirse en ingeniero. Se fue a Estados Unidos, a estudiar inglés. Intentó estudiar finanzas también. “No, no soy ingeniero. Hice algunos semestres pero no participé en el desarrollo físico o mecánico de los submarinos”, le aclaró William Purpura cuando lo llevó a ese punto del interrogatorio. 

En algún momento le recordaron que, en agosto de 2007, cuando estuvo con agentes de la DEA en Colombia, presumió ser una de las primeras personas en inventar submarinos para traficar drogas. 

Aclaró que a lo que me refería era inventar el método de usar el submarino para transportar, pero no estaba diciendo que había hecho los submarinos. “Lo vi como un método eficiente para transportar cocaína a través del océano Pacífico debido a las incautaciones que habíamos tenido con los barcos de pesca”.

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Y también usó un sofisticado sistema de encriptación en computadoras, de Israel.

—Y Chupeta, Chupeta es un apodo; ¿correcto?—, insistió William Purpura.

—Correcto.

—¿Paleta? ¿Chupón? ¿Qué significa eso?

—Dulce. En Colombia, dulces, Bon-bon.

—Sr. Ramírez, lo llevaré de regreso al 7 de agosto, 2007, cuando vivía en São Paulo, Brasil y su arresto. ¿Recuerda esa fecha?

—Sí.

—Como ya hemos establecido, tenía aproximadamente 44 años y estaba recuperándose de alguna cirugía facial; ¿correcto?

—Cierto, señor.

—Para evitar ser extraditado a Estados Unidos, cambió su cara, su apariencia, la cara; ¿correcto?

—Así fue, señor.

—¿Se alteró la nariz?

—Eso es correcto.

—¿Una pieza en la barbilla? ¿Se la partió?

—Correcto.

—¿Pómulos?

—Sí.

—¿Trasplante de cabello?

—Eso también.

—¿Cómo funcionó eso?

—Funcionó bien.

—¿Se abrió los ojos?

—Correcto.

—¿Y se puso implantes de labios?

—Así fue, señor.

—Obviamente, era un hombre guapo, ¿estaría de acuerdo conmigo? Tomó esta cara, tomó esta cara y alteró dramáticamente su apariencia?

—Eso es correcto.

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—¿Y lo hizo para evitar su arresto?

—Correcto.

—¿Para evitar la extradición a Estados Unidos?

—Eso es correcto, para evitar ser capturado.

—Y para evitar pasar tiempo en la cárcel; ¿correcto?

—Obviamente, si no era capturado, no iba a pasar tiempo en prisión

—¿Mentiría para evitar la aprehensión, arresto, tiempo en prisión?

—En ese momento, por supuesto que mentí. Cambié mi apariencia. Así es.

—¿Mentiría ahora?

—No estoy mintiendo, señor.

—Además, estuvo involucrado en corromper a oficiales de la policía y políticos; ¿correcto?

—Todo eso… todo eso es correcto, señor.

—Inicialmente, a principios de la década de 1990, pagaba de 25 a 50 mil dólares sólo para obtener oídos en el Congreso de varias personas; ¿correcto?

—Sí. Pagué miles de dólares para tener oídos en el Congreso, sólo para saber lo que estaba sucediendo. Eso es correcto.

—¿Hizo a los hermanos Rodríguez al menos una vez un pago de 200 mil dólares?

—Eso es correcto, por corrupción de políticos.

—De acuerdo. Le ha pagado a un congresista al menos un millón de dólares por una carta?

—Sí, señor.

—Cuando el presidente Samper era candidato a la presidencia, usted contribuyó con 500 mil dólares a su campaña, ¿medio millón?

—Sí, creo que un poco más.

—Y usted pagó esto por el futuro beneficio, para consideración futura; ¿correcto?

—Así fue, señor.

—Y, por último, lo que sólo voy a mencionar, es que, ¿llegó un momento en que el Congreso colombiano estaba debatiendo la extradición, restablecer la extradición?

—Correcto.

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—Y pagó al menos 10 millones de dólares para influir en el Congreso colombiano sobre el tema de la extradición; ¿correcto?

—Al menos, porque creo que fue más.

—Y no se detenía con corromper al Congreso o a la policía, ¿verdad?

—No.

—Incluso corrompió a la prensa; ¿cierto?

—Correcto. Totalmente correcto.

—Televisión, periódicos, pagaba dinero para que se publicaran historias que fueran útiles para usted y evitaba historias que fueran perjudiciales; ¿correcto?

—Sí, hice pagos de sobornos a la prensa.

—Y aunque no lo hizo directamente… o fracasando, yo debería decir, indirectamente dando dinero a los agentes de la DEA, usted corrompió agentes suministrándoles prostitutas, regalos, apartamentos para ellos, ¿no?

—Sí, a través de algunos oficiales de alto rango de la policía nacional colombiana que trabajaban con el grupo SIU en la embajada, eso es correcto.

—Desde 1990 hasta su arresto en 2007, ¿alguna vez vio la galería de arte de Joaquín Guzmán?

—La galería de arte del Sr. Guzmán, no.

—¿Alguna vez se subió al yate El Chapito?

—Negativo, señor.

—¿Alguna vez se ha alojado en una de sus muchas villas mexicanas en cada estado en México y más en las playas?

—No, señor.

—Tenías bienes reales, ¿correcto?

—Sí, señor.

—Usted tenía bienes reales rastreables, como casas y un bote, al igual que, al menos un yate, ¿verdad?

—Eso es completamente cierto, señor.

—¿Reconoce esa casa?

—No puedo verla tan bien. No puedo verla claramente aquí. Oh, ahora sí. Ahora sí.

—Una de sus casas, ¿verdad?

—Sí, señor.

—¿Piscina, y todo lo demás?

—Sí, señor.

—¿Reconoce esa casa?

—Correcto, señor.

—¿Otra de sus casas?

—Así es, señor.

—Esta es la casa donde lo arrestaron, ¿correcto?

—Sí, señor.

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—¿Podemos, por favor, reproducir el video del barco, 238? Sólo para el testigo. Acusado 238 para identificación sólo en este momento. ¿Reconoce ese bote?

—Creo que era un yate o un barco que me pertenecía.

—Gracias.

—Como indicó, ¿uno de sus barcos?

—Así es, señor.

—Ese fue incautado, así como las casas, ¿correcto?

—Así es, señor.

—Además de los barcos y las casas incautadas, ¿hubo relojes incautados, también, en su casa?

—Sí, señor.

—Había dinero en caletas —cuando digo caleta, es un área oculta en las bocinas— en su casa, ¿correcto?

—Totalmente cierto.

—¿Dinero incautado de su casa?

—Sí, señor.

—Esta es su colección de relojes, al menos, de esa casa particular, ¿correcto?

—Sí, señor.

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—Además del dinero incautado en esa casa, había, yo creo el número que le pone, alrededor de ciento veinte millones de dólares incautados también, ¿correcto?

—Eso es correcto, señor.

—Y eso fue en oro y efectivo, ¿correcto?

—También confiscaron efectivo y oro.

—Y, además, incautaron —usted tenía una colección de arte, ¿es justo decirlo?

—Correcto, señor.

—En particular, apoyó a un artista, escultor de Medellín, de apellido Botero, B-O-T-E-R-O, ¿correcto?

—No lo apoyé, pero tenía algunas de sus obras.

—Y su arte sería, para describirlo sería, ¿él tomaba figuras y las hacía algo más grandes que en la vida real?

—Eso es correcto.

—Esta fue una pintura que fue incautada de su casa, ¿correcto?

—Sí, señor.

—Y este artista es… se vende por un precio bastante considerable, su arte, ¿correcto?

—Correcto, señor.

—Y esta pieza en particular, que tenía en su casa, fue de alrededor de medio millón de dólares, ¿correcto?

—Sí, señor.

—Otra pintura de Botero, ¿correcto?

—Sí, señor.

—Y, nuevamente, esta obra de arte se movía cerca de 580 mil dólares, un poco más arriba del medio millón de dólares, ¿correcto?

—Sí, señor.

—Y tenía muchas piezas de arte y esculturas en su casas, ¿correcto, señor?

—Sí, señor.

—Ahora, en un interrogatorio directo ayer, el abogado del Gobierno le preguntó, en esencia, si era un jefe práctico. ¿Recuerda esa pregunta?

—Eso es correcto, señor; sí.

—Y su respuesta fue: siempre; ¿correcto?

—Sí, señor.

—Ahora, voy a preguntarle sobre algunos asesinatos en los que fue un jefe práctico. Y dentro de la acusación hay una parte, un párrafo que dice lo siguiente: “Las oficinas de los sicarios, que empleaban a varias docenas de asesinos que llevaban a cabo cientos de matanzas, secuestros y cobros violentos de deudas por drogas, bajo la dirección del acusado Ramírez Abadía”.

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—Abadía

—Todos me están corrigiendo por aquí. ¿Recuerda eso de su acusación, verdad?

—Sí, señor.

—Y cuando ingresó una declaración de culpabilidad aquí en este juzgado el 1 de marzo de 2010, preparó una declaración escrita, que leyó, bajo juramento, a un juez de la corte de distrito de Estados Unidos en presencia de sus abogados, ¿correcto?

—Eso es correcto.

—Y muestra el 1 de marzo de 2010, Estados Unidos de América contra usted. Y como parte de su declaración, reconoció lo siguiente: “También teníamos un frente que funcionaba como oficinas de recolección y asesinato, dedicado a actos de violencia, entre los cuales se cometieron secuestros y asesinatos ordenados por mí como líder de la empresa y por mis tenientes y nuestros subordinados. Me declaro culpable de toda esta conducta. que dirigí y supervisé y que comprendía una organización criminal como un alias Chupeta. ¿Todas las acusaciones en la acusación del Distrito Este son ciertas?

—Así es, señor.

—Y esa acusación sugiere que usted y su grupo son responsables de cientos de asesinatos, ¿correcto?

—Sí.

Hiroshi Takahashi | Organización Editorial Mexicana

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