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Brenda Irvin es el ángel de los jornaleros migrantes en el sur de Sinaloa

Brena Irvin nació en Estados Unidos pero desde hace años ayuda a jornaleros migrantes que trabajan en los campos de Escuinapa

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Brenda Irvin jornaleros

ESCUINAPA, Sinaloa.- “El ángel de los jornaleros migrantes” es el mote que se le ha puesto a Brenda Irvin, una mujer nacida en Estados Unidos que durante más de una década ha dedicado su tiempo para brindar apoyo a las familias de jornaleros migrantes que llegan a la zona del valle de Escuinapa.

La señora, junto a su esposo Joe Irvin, durante años han aprovechado la época de invierno para pasar sus días en su casa que tienen junto a la playa “La Tambora”, de este municipio.

La cercanía de su hogar a las comunidades de Cristo Rey y Teacapán le permitió percatarse de las carencias y problemas por los que pasan las cientos de familias de jornaleros que llegan a trabajar a los campos agrícolas de Escuinapa.

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Al darse cuenta de esta situación comenzó una labor altruista desde hace 13 años en los que ha buscado la manera de obtener recursos y materiales que pudieran ser facilitados y entregarlos a las familias que lo requerían.

Comenta que los primeros apoyos que logró conseguir fue por medio de asociaciones civiles en Estados Unidos, en donde estuvo tocando las puertas de estas, exponiendo la necesidad que imperaba en estas familias.

“Ropa, cobijas, calzado, fueron las primeras ayudas que se lograron conseguir y que hicimos llegar a esas personas”.

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Con el paso del tiempo, a la labor de la señora Irvin se le sumaron instituciones gubernamentales como el sistema DIF estatal, que le proporcionó desayunos, los cuales todos los días les hacía llegar a los niños que son dejado en sus casas por sus papás quienes acuden a trabajar.

Relata que esta temporada ha sido un poco difícil, ya que el apoyo que DIF le proporcionaba ya no le fue entregado, por lo que se le ha complicado entregar alimentos, pero los apoyos en especies como lo es ropa y otras más cosas se siguen brindando.

Brenda dice que su labor es gratificante y el pago que ella recibe por los años que se ha dedicado a ellos, es “ver la sonrisa” que un niño le brinda cuando llega a la casa de estas familias a llevarles lo poco o mucho que se les puede ayudar.

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