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Guanajuato

Pasé mis días con Covid-19 solo y alejado de mi familia: testimonio de un periodista de San Miguel de Allende

Esta es la segunda parte del relato de un fotoperiodista guanajuatense que cuenta su experiencia tras caer enfermo de coronavirus

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Enfermo Covid
"Los días pasaban y no podía sentir una mejora". Crédito: Andrés Téllez Ramírez

SAN MIGUEL DE ALLENDE, Guanajuato. Días atrás te conté que me contagié de coronavirus en San Miguel de Allende y no supe donde fue. Esta es la continuación de mi historia.

Los días tras el diagnóstico positivo a Covid-19 pasaban y no podía sentir una mejora. Al contrario, fueron días de muchos cambios en mí. Lo que me ayudó a sobrellevar el encierro fue la actitud: siempre mantuve mis pensamientos positivos y el hablar con mis padres e hijos por videollamadas me llenaba de energía para salir adelante y poder verlos de nuevo en persona.

Los quince días seguían su marcha y yo continuaba sin poder percibir aromas o sabores. A esto se le fueron sumando síntomas como diarrea, dolor de cabeza y mucho cansancio; aun así, yo trataba de sentirme con la mejor actitud mental y busqué como distraer mis pensamientos.

A pesar de que sabía que tenía Covid, traté de no compartirlo con otras personas por pena y miedo al rechazo. Muy pocas amistades supieron que estaba en casa aislado.

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Entre las personas a las que decidí compartirles mi estado, una familia, a la cual le estoy completamente agradecido y no tendré como pagarles su acto de ayuda, ya que me apoyaron en llevarme despensa. Nunca olvidaré cuando dejaban las bolsas afuera de casa y, antes de retirarse, me avisaban para salir por ellas.

Quince días más en casa

Cuando yo sentía que mejoraba, aparecieron más síntomas. Llegó la tos seca y un poco de dolor de articulaciones. Le escribí al médico para notificarle y me recomendó 15 días más de aislamiento y medicamentos para esos padecimientos. Mientras, me dediqué a leer, pintar, meditar, ver el atardecer desde la puerta de la casa y hacer cosas que en la rutina del día a día dejas a un lado por falta de tiempo.

Con los días mi ansiedad fue cada vez más fuerte ya que, quienes me conocen, saben que no puedo estar mucho tiempo encerrado. Me gusta salir a conocer y, lo más importante, hacer fotografía.

25 días después del diagnóstico llegó un dolor muy fuerte en la noche, sentía que llegaba hasta los huesos, que no podía moverme, solo movía los brazos y no sentía mis piernas. Me asusté mucho y pensé lo peor. Me tomé una pastilla y me quedé dormido, al día siguiente el dolor era menos y ya podía moverme.

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Recuerdo esa noche que me pareció muy extraña ya que fueron días con muchos cambios, sin embargo, a partir de ahí comencé a regresar a la normalidad: volvieron en su totalidad mi olfato y gusto, pude disfrutar de mis alimentos como nunca. Algo tan simple como un jitomate con limón era una delicia a mi paladar, un café amargo o un agua de limón, las disfrute mucho, como si nunca antes los hubieras probado.

Aun la primera noche de mi normalidad tuve un dolor de cabeza intenso que calmé con una pastilla de paracetamol de 500 mg y dormí. Al otro día me sentí como si no tuviera nada, aun así, cumplí con las indicaciones médicas. Me realicé un estudio de Covid más en el cual mi resultado ya era negativo y mi cuerpo había generado anticuerpos.

A pesar del análisis negativo a coronavirus, el doctor solicitó que cumpliera con cinco días más en casa que para mí fueron los más eternos.

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