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El Extranjero

El miedo al coronavirus agota las reservas de cubrebocas en China

En China, las fábricas que producen iPhones, ropa, automóviles y pañales ahora se dedican a elaborar cubrebocas por el brote de coronavirus

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El coronavirus, que ya cobró casi mil 400 vidas y 60 mil contagios, pero provoca un pánico mundial y una crisis de escasez de cubrebocas de protección en China, Asia y el resto del mundo.

Hoy en día es casi imposible encontrar máscaras quirúrgicas en las tiendas de Taipei, Hong Kong, Manila, Japón. También esa tendencia ya se replica en Europa y en toda América, lo que está provocado un pánico que recuerda a la escasez de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de una mascarilla que cubre la boca y nariz, generalmente fabricada de tela no tejida; miden aproximadamente 12.5 cm de ancho y 17.5 cm de largo. El material con el cual está fabricado permite solo un uso y después debe ser desechado.

La demanda de máscaras faciales de protección se multiplica en China por el brote del coronavirus, por lo que las fábricas que producen iPhones, ropa, automóviles o incluso pañales para bebés han cambiado su rutina para hacer cubrebocas y contribuir así a frenar la epidemia.

New Yifa, una fabrica de productos de toallitas húmedas, servilletas o pañuelos de papel, en dos días logró reconvertir una cadena de producción de cubrebocas de una de sus fábricas en la provincia de Fujian.

El objetivo de New Yifa es fabricar máscaras protectoras de papel. Inmediatamente, esas son enviadas al personal médico que las necesita para evitar contagiarse de los pacientes infectados por COVID-19. 

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Esta fábrica es capaz de producir 600 mil unidades diarias, afirmó. Ahora, el grupo proyecta reconvertir a la producción de máscaras otra cadena de producción consagrada a los pañales. 

Pero todo esto tiene su costo: New Yifa tuvo que posponer un pedido por un monto de 5.5 millones de euros para poder centrarse en las máscaras.

China admite que el país necesita máscaras urgentemente, en particular en la provincia central de Hubei, foco de la epidemia, donde los médicos y enfermeras enfrentan una gran escasez de elementos de protección. 

Las plantas chinas, trabajando a tiempo pleno, pueden producir unos 20 millones de máscaras por día. 

Ante la actual emergencia, el pasado martes su ritmo de fabricación llegó al 94 por ciento de su capacidad, señaló Xia Nong, funcionario de la Agencia Nacional de Planificación Económica (NDRC). 

Por su parte, el grupo taiwanés Foxconn, que ensambla productos electrónicos para el gigante estadounidense Apple, como iPhones, por ejemplo, ha empezado a producir máscaras en su fábrica de Shenzhen (sur de China). 

Su meta es despachar 2 millones de máscaras diarias para fines de febrero. Serán destinadas a los trabajadores del grupo, pero también proveerán a quienes las necesiten.

Mientras, BYD, fabricante de automóviles eléctricos, indicó a la agencia francesa AFP que espera producir 5 millones de máscaras y 50 mil botellas de desinfectante diarias también para finales de este mes.

Prevé comenzar el lunes la producción a gran escala. Las máscaras estarán destinadas principalmente a hospitales y regiones más afectadas. 

Además, 14 empresas textiles de Ningbo (provincia de Zhejiang, este) aspiran a producir un millón de máscaras en 20 días, según la agencia oficial china Xinhua. 

En Europa, la fábrica, que se encuentra en Angers, Francia, por lo general fabrica alrededor de 170 millones de cubrebocas quirúrgicas anualmente, pero en la última semana ha recibido pedidos por la asombrosa cantidad de 500 millones, lo que saturó los buzones del departamento de ventas.

Hay que hacer hincapié en que la mayoría de los cubrebocas de todo el mundo se fabrican en China y Taiwán, pero en las actuales condiciones, las fábricas de esos lugares, incluyendo aquellas dirigidas por Medicom, han sido obligadas a detener sus exportaciones temporalmente para cumplir con las exigencias locales.

De acuerdo con The New York Times, algunos científicos afirman que no hay muchas pruebas de que los cubrebocas realmente protejan a personas sanas (lavarse las manos podría ser más importante). Aun así, conforme el coronavirus se propaga, los expertos temen que el suministro de cubrebocas y otros artículos de protección sanitaria comiencen a agotarse en todo el mundo.

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La falta de suministro podría empeorar debido a que las piezas para las mascarillas y los respiradores se fabrican en distintos países. Más del 90 por ciento de los cubrebocas quirúrgicos que se venden en Estados Unidos se producen en el extranjero, de acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Humanos.

Algunas piezas, o en ocasiones el ensamblaje final, podrían producirse o realizarse no solo en China y Taiwán, sino también en Japón, Vietnam, México y Colombia.

De acuerdo con el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, el suministro de mascarillas se ha “exacerbado por el uso generalizado e inapropiado” del equipo de protección, así como por el almacenamiento o uso fuera del cuidado de los pacientes, provocando las “existencias agotadas y atrasos de cuatro a seis meses”.

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Los laboratorios farmacéuticos europeos manifestaron su preocupación por la posible escasez de medicamentos en caso de que el coronavirus COVID-19 provoque problemas de suministro de las sustancias activas de las medicinas, que hoy Europa importa en gran parte desde Asia.

“En cuanto a los suministros, seguimos de cerca la situación para asegurarnos de que no hay discontinuidad”, explicó a el laboratorio francés Sanofi.

“En general, tenemos varios proveedores de nuestras materias primas clave para limitar el riesgo de interrupción del suministro y la situación en China no es diferente”, añadió.

Por su parte, el grupo farmacéutico británico GSK también busca tranquilizar, pero afirma que  “observa de cerca la situación”. El gobierno británico indicó que está evaluando el impacto potencial del virus en el suministro de medicamentos y material médico. 

Por su parte, el laboratorio suizo Novartis explicó que dispone de una serie de medidas destinadas a limitar los riesgos de escasez, entre ellas reservas de seguridad y abastecimiento de múltiples fuentes.

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