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El Extranjero

Trump abandona cumbre de la OTAN tras burlas de Trudeau, Macrón y Johnson

Un video muestra el momento en el que el primer ministro de Canadá bromea junto a sus homólogos de Francia y Reino Unido en la OTAN

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Los 29 miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte  (OTAN) lograron este miércoles en Londres, tres décadas después del fin de la Guerra Fría, reafirmar una unidad debilitada por el cruce de reproches, burlas y el enfado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En el marco de esa reunión, Trump tuvo dos días turbulentos en la cumbre de la OTAN: llegó determinado a portarse bien y a no inmiscuirse en la campaña electoral británica, pero acabó marchándose enfadado y dando un portazo.

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“Creo que hemos dado ya muchas ruedas de prensa”, lanzó a los periodistas en Watford, al norte de Londres, al término de la cumbre con motivo del 70 aniversario de la Alianza Atlántica.

Y se marchó “directamente” a Washington anulando el que debía ser su gran momento con los medios, sin dar más explicaciones.

Sin embargo, desde su llegada el lunes y saltándose el protocolo, ya había aprovechado los encuentros con otros líderes para hablar largo y tendido con los medios… tanto, que algunos de sus pares parecieron burlarse de ello.

“Llegó tarde porque su rueda de prensa (con Trump) duró 40 minutos”, bromeó el canadiense Justin Trudeau, en unas imágenes captadas por las cámaras durante una recepción el martes en el palacio de Buckingham.

Trudeau hablaba con el británico Boris Johnson, el francés Emmanuel Macron, el holandés Mark Rutte y la princesa Ana sobre un retraso del galo, pero en el video solo se oyen sus palabras.

Un canadiense visiblemente tenso intentó quitarle hierro al día siguiente, explicando que había “hecho referencia a una rueda de prensa imprevista” antes de su encuentro con Trump, con quien mantuvo “buenas conversaciones”.

El video, compartido hasta la saciedad en las redes sociales, no sentó bien a un septuagenario inquilino de la Casa Blanca que en el pasado ya ha dado muestras de su susceptibilidad. Justin Trudeau “es un tipo muy simpático”, dijo, pero “tiene dos caras”.

“Le llamé la atención sobre el hecho de que no está pagando el 2 por ciento” del PIB canadiense como contribución a la OTAN “e imagino que no está muy contento por eso”, dijo como intentando justificar las aparentes burlas.

Este no fue su único encontronazo durante los dos días de cumbre: calificó de “insultantes” unas declaraciones de Macron sobre la “muerte cerebral” de la OTAN y tildó de “delincuentes” a los países que como Alemania o España no gastan el 2 por ciento de su PIB en defensa.

Además, tuvo que soportar que su anfitrión Johnson eludiese aparecer en público con él por temor a que su asociación con el estadounidense, muy impopular en el Reino Unido, le perjudicase a una semana de las elecciones legislativas.

Para sorpresa de todos, el primer ministro británico no salió como es habitual a recibir a sus invitados cuando Trump y su esposa Melania llegaron a Downing Street para una recepción informal.

Y aunque negó evitar aparecer en las fotos con el inquilino de la Casa Blanca, solo lo recibió en privado una vez que se había ido todo el mundo y lejos de las cámaras.

El hecho es que Trump, a quien la cumbre de la OTAN daba la oportunidad de abandonar durante unos días Washington donde está siendo investigado por el Congreso con miras a un juicio político, parecía haber llegado a Londres decidido a seducir.

Montó a Macron y al italiano Giuseppe Conte en su espectacular cadillac, apodado “The Beast”, que transporta en avión a todas las partes adonde va, para llevarlos de Buckhingham a Downing Street.

Y, consciente de que sus intempestivas declaraciones podían dar munición a la oposición izquierdista británica para atacar electoralmente a Johnson, prometió no inmiscuirse en la campaña. 

“Me mantendré al margen”, afirmó en una rueda de prensa improvisada el martes aprovechando un encuentro con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

“Este es otro país” y “no quiero complicar” las cosas, dijo determinado a respetar las formas. 

Pero solo un día después, su humor parecía haber cambiado.

Una periodista estadounidense lo oyó mofarse de los periodistas tras anular su última comparecencia pública. 

“¿Saben lo que van a decir?”, le dijo a uno de los asistentes a un almuerzo de trabajo, según Patsy Widakuswara de Voice of America: “¡No dio una rueda de prensa! ¡No dio una rueda de prensa!”.

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China es el reto

“Siempre hemos sido capaces de superar diferencias y unirnos en torno a nuestras tareas principales”, se felicitó el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, tras la cumbre celebrada en Watford, al norte de la capital británica.

Pero, pese a la adopción de la Declaración de Londres, que sitúa a China por primera vez como un reto para la OTAN, junto a Rusia y al terrorismo, y reitera el compromiso por el gasto militar, Trump centró, de nuevo, toda la atención.

El tradicional reclamo de Estados Unidos, primera potencia, con un gasto militar del 3.30 por ciento del PIB en 2018, compartió en esta ocasión protagonismo con las críticas de Macron a una OTAN en “estado de muerte cerebral”.

Pese a que estas palabras no sentaron bien a sus aliados, el presidente francés mantuvo su pulso más duro con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, al criticar la ofensiva que Ankara lanzó en octubre contra la milicia kurda YPG.

Erdogan amenazaba con vetar decisiones de la OTAN durante la cumbre si los otros países no reconocían como grupo “terrorista” a esta milicia que apoyó a la coalición internacional en su lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

“Yo no veo consenso posible” con Ankara en esta cuestión, aseguró Macron, criticando las “aproximaciones simplistas” de una Turquía que, finalmente, no cumplió sus amenazas y permitió la actualización de un plan de defensa para los países bálticos.

El presidente lituano, Gitanas Nauseda, agradeció la “solidaridad” de Erdogan por no bloquear esta decisión que refuerza a los aliados bálticos, temerosos de una vecina Rusia más asertiva desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2014.

Rusia forma parte de hecho de los retos y amenazas identificados en la Declaración de Londres por una Alianza nacida en 1949 de los escombros de la Segunda Guerra Mundial para proteger a Europa de una ahora desaparecida Unión Soviética.

“La OTAN está principalmente comprometida en actividades disuasivas y expansionistas de cara a Rusia. Esto sólo puede generar inquietud”, aseguró en la mañana el vocero del mandatario ruso Vladimir Putin, quien la víspera se dijo dispuesto a “cooperar” con la Alianza en temas como “terrorismo”.

A Rusia se le suma ahora China que, aunque no está en el ámbito de acción de la OTAN, empieza a representar una amenaza por su desarrollo militar, clave en el abandono por Moscú y Washington de un importante tratado sobre armas nucleares de la Guerra Fría.

La OTAN debe tener la “capacidad de adaptarse a nuevos retos”, subrayó el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, que, junto a los otros 28 líderes, mandataron a Stoltenberg iniciar un proceso de reflexión sobre la futura estrategia de una Alianza de 70 años.

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