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Inclasificables

Pozos de agua: las nuevas fosas clandestinas

Las cifras oficiales contabilizan más de 400 fosas clandestinas en lo que va del gobierno de AMLO; los pozos de riego aún no se incluyen en esta estadística

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El cuerpo de Mía —seudónimo que usamos para proteger su identidad— apenas se mueve dentro del tubo de concreto. Inhala, exhala. Inhala, exhala. Sufre de claustrofobia, pero eso no le impide descender 13 metros en un pozo de agua, la otra versión de las fosas clandestinas. La oscuridad le permite ver poco, se apoya de la tenue luz de una lámpara de mano.

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Por momentos la ansiedad y el miedo se apoderan de ella. Es la imagen de Dorian, su hijo al que busca desde el 11 de octubre del 2012, su impulso para seguir.

El sitio que explora esta mujer de casi 60 años, de baja estatura, piel bronceada y cabello teñido de rubio, originalmente fue creado para regar los campos de cultivo, pero hoy en ese espacio de vida ella pretende junto con otras personas hallar a su familiar desaparecido.

Veracruz es el estado con más fosas clandestinas. La estadística oficial aún no considera los pozos de riego. Fuente: Comisión Nacional de Búsqueda (datos a junio de 2019)

Las organizaciones delictivas han sofisticado sus mecanismos de ocultamiento de cadáveres y no sólo cavan fosas, ahora ocupan espacios que son profundos y arrojan a los pozos de riego restos humanos.

De acuerdo con el último informe de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), de la Secretaría de Gobernación, entre el 1 de diciembre de 2018 y el 15 de junio de 2019 se han encontrado 207 sitios de inhumación clandestina y 426 fosas clandestinas.

Hasta mayo de este año, la CNB aún no contemplaba en su estadística a los pozos como otro de los sitios de ocultamiento de cadáveres. Su titular, Karla Quintana, menciona en entrevista que en una primera etapa sólo se mapearon las fosas que están al ras de la tierra.

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“Sabemos que hay otros lugares donde ocultan cadáveres de manera clandestina como los pozos y cocinas (donde eliminan los rastros de cuerpos con ácido), pero en esta primera etapa se registraron solo fosas (en la tierra). La Comisión es muy reciente y esperamos pronto atender esos sitios y registrarlos en los informes de la Comisión Nacional de Búsqueda”, indica la funcionaria.

Aunque tal parece que los pozos de agua o pozos artesianos pronto figurarán en las cifras oficiales.

De acuerdo con el semanario Proceso, el pasado 25 de julio la Fiscalía General de Puebla confirmó que en un pozo de 50 metros de profundidad localizó el cuerpo del delegado de la Secretaría General de Gobierno en Huejotzingo, Fernando Tinoco Cervantes, además de otros cinco cuerpos. Las autoridades estatales realizan labores de búsqueda en otro pozo cercano pues creen posible que haya más cadáveres.

Donde nace el agua, hay cuerpos

En México, la cifra de desaparecidos asciende a más de 40 mil. Sus familiares se convirtieron en buscadores de “tesoros”: así llaman a los restos humanos que hallan en los cementerios clandestinos.

Mía es parte del Colectivo Madres Luna Veracruz. Como buscadora de desaparecidos, ella empezó denunciando la ausencia de Dorian.

Colectivo Madres Luna Veracruz.

Al ver que los días transcurrían y no había respuesta de las autoridades decidió agruparse con más madres para buscar a sus hijos en fosas clandestinas. Y desde hace más de un año busca restos humanos en pozos artesianos.

La exploración de estos sitios inició cuando llegó a sus manos una denuncia anónima escrita en un papel que tenía un croquis y la alertó que en un sitio llamado Omealca, en Córdoba, Veracruz, había restos de desaparecidos en pozos de riego.

“Los espacios pequeños me dan temor, me siento mal, no puedo estar en un lugar así. Desde el primer momento en que nosotros bajamos a un pozo exponemos nuestra vida; allí nos encontramos alacranes, murciélagos y gases”, relata Mía.

Vestidos con un traje blanco, similar al de los peritos forenses, con guantes y cubre bocas, Mía y sus compañeros entran a los pozos. Han descendido hasta 25 metros con ayuda de poleas y un arnés.

En algunas ocasiones, antes de sacar restos humanos, tienen que remover piedras que llegan a pesar entre 70 y 200 kilos. Los buscadores aseguran que los criminales usan las piedras para que no se puedan sacar los cuerpos o no salgan a flote. Además echan cal para disimular el olor de los cuerpos descompuestos que se mezcla con la humedad y el agua del pozo.

Otras veces tienen que ingresar, previamente, bombas sumergibles para sacar hasta 10 metros de agua y así poder trabajar.

“Tenemos que trabajar muy rápido para ganarle al agua que está naciendo por el subsuelo y para que podamos sacar los restos. Algunas ocasiones terminamos sacando una masa de lodo con restos de ropa. Es muy duro ver todo esto”, relata Mía.

Ella sigue con la búsqueda de su hijo Dorian. De su incursión en los pozos ha rescatado fémures, cráneos y extremidades, todo lo que saca de ahí son cuerpos mutilados.

Mía espera pronto trabajar de manera más estrecha y en coordinación con la Comisión Nacional de Búsqueda para explorar un pozo de 40 metros de profundidad, donde la voluntad de los buscadores y la maquinaria pesada serán fundamentales para extraer los cuerpos que se presume están ahí ocultos. Y así seguirá hasta encontrar a su hijo.

Por Natalia Escobar para Las Noticias

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